Miguel Galanes: «Tenemos que abrazarnos a lo más sencillo»

D. A. F.
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Miguel Galanes acaba de presentar en Madrid su nuevo poemario 'La vida ante todo' (editorial Vitrubio)

Miguel Galanes, en Las Tablas de Daimiel. - Foto: Eusebio Loro

El daimieleño Miguel Jiménez de los Galanes y de la Flor es conocido en el mundillo literario como Miguel Galanes. Creador de un amplio universo, acaba de ampliarlo con el poemario La vida ante todo (editorial Vitruvio), que el viernes pasado presentó en Madrid.

¿Cómo es la obra que presenta, es parte de una trilogía?

Efectivamente, completa una obra que escribí en el 2011, el primer título fue Divino Carnaval, después se hizo una segunda edición ampliada, llamada Divino Carnaval. El canto de Deucalión y quedó totalmente detenida la serie. En esa pausa se editó la quinta trilogía. A lo mejor no tiene ningún sentido, pero sí lo tiene mi forma de sentir, mi forma de expresarme y mi forma de escribir. Mi idea era escribir un canto, un elogio a la vida, pero sucedieron algunos acontecimientos muy comprometidos que me decidieron a obrar así. Más adelante escribí ese canto a la vida ante todo, a pesar de la pandemia y de las dificultades que estamos pasando, a pesar de las desavenencias sociales, a pesar de infinidad de cosas, había que seguir adelante. Lo completé curiosamente con poemas escritos entre 2011 y 2012. 

Una trilogía, sobre todo en poesía, tiene la complicación de conseguir un libro distinto de sus predecesores, que explique un nuevo título y a la vez que mantenga cierta unidad dentro de la serie, ¿cómo resuelve la cuestión?

Me identifico con los acontecimientos sociales, sin abandonar, como decía Juan Ramón Jiménez, la técnica, para mí el movimiento, la humanidad es un elemento primordial, el cual forma parte de mi poesía. Sé dónde fijarme, sé lo que quiero resaltar, y sin ningún impedimento voy completando la existencia poética. 

La vida a contratiempo fue un libro que llamó la atención en su momento. ¿Las expectativas son parecidas?

Son más grandes. Por supuesto que sí, porque cómo elogias a la vida, cómo disparas la fuerza de vivir, cómo te sientes después a pesar de un tiempo roto y que ese tiempo roto no es ni más ni menos lo que está siendo la pandemia. Tan cerca la tenemos que se nos está aproximando, que nos hace abrazarnos a las cosas pequeñas, a la vida más próxima. Todo eso es coger las cosas más importantes, fijarnos en lo pequeñito y las cosas absolutas dejárselas a Dios sin dejar de creer en él y agarrarnos a lo más sencillo, que a fin de cuentas es lo que vamos a perder primero. 

¿Cómo fue su tránsito por la pandemia? ¿En qué medida su experiencia personal alimenta La vida ante todo?

Pasé el COVID de los primeros, el 6 de marzo. Fue un poco leve, pero sus consecuencias me parece que han dejado secuelas en mí. No sé si el COVID o las tres vacunas, porque todavía no me he repuesto, pero prefiero no comentarlo. La experiencia fue con Manuel Quiroga, que formábamos un grupo muy homogéneo y puedo decir que de algún modo también, aunque no sea por eso, la muerte de Javier Marías. En esta sociedad hay incertidumbre, caos, falta de información pese a que la información nos llega por todos los sitios y hemos de abrazar lo que realmente nos identifique y lo que verdaderamente veamos que es nuestro. Pero sí que he tenido una experiencia. Ya lo creo.

Se están presentando muchas obras literarias escritas en 2020 y algunas en 2019. ¿Cree que va a haber una producción de la pandemia destacada?

No puedo responder a eso, lo que sí sé es que, efectivamente, tanto en poesía como en prosa, se produjeron, a mi manera de ver, un tanto vertiginosa varias obras. Lo cual no quiere decir que fueran sin valor, pero sí muy inmediatas. Pero ya estamos casi en 2023. Ahora, ¿se va a denominar una generación de la pandemia? No cabe duda, pero es que hablar de la pandemia no es solo hablar de la enfermedad, es que alrededor de ella hay cosas terribles, mucha sinrazón, mucho caos. ¿Con qué palabra nos vamos a quedar? No lo sé.