El final de la sexta ola queda remarcado esta semana por el Ministerio de Sanidad que ha reducido a riesgo medio los niveles de alerta en la provincia de Ciudad Real. Se trata de la primera vez que se da esta situación este año, lo que muestra cómo en apenas un mes se ha pasado de riesgo muy alto, el máximo nivel de alerta, al medio. Una caída drástica de la incidencia y la ocupación hospitalaria en semanas que viene motivada por la evolución de Ómicron y que ya se había visto en otros territorios. 

En concreto, las cifras del Ministerio señalan una incidencia de 724 casos por cada 100.000 habitantes y de 517 para los mayores de 65 años. El pasado 28 de enero, cuando el nivel de alerta era de riesgo muy alto, los datos eran de 2.551 casos y de 1.167 al referirse a los mayores, el triple en el primer caso y más del doble en el segundo. 

A estas cifras se suma que la positividad, el porcentaje de pruebas positivas sobre el totoal realizado, se ha reducido a un 22,4 por ciento, llegó a situarse en el 40 en los momentos más duros de la sexta ola. Este dato es clave porque un porcentaje bajo refuerza la idea de tener controlados y aislados la mayoría de casos por la Consejería de Sanidad.

Por último llama la atención cómo han caído los ingresos en tres semanas, pasando de una ocupación del 10,4 por ciento en planta y del 27,9 por ciento en UCI, a solo el 4,5 por ciento de las habitaciones de planta y el 11,8 por ciento de las UCI. Ambas se encuentran entre las cifras más bajas de ocupación de camas de España. 

La tendencia actual de descenso podría llevar a que para finales de febrero la sexta ola se hubiera superado por completo y la provincia entre en el nivel de riesgo 1, el bajo, o 0, situación bajo control. Para lograrlo es clave que aún se reduzca más la positividad, único factor que aún se encuentra en cifras altas.