Blanca Romero, testigo de una evolución imparable

Eduardo Gómez
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La manzanareña afronta su tercera temporada como preparadora física de la selección española

Blanca Romero, durante un entrenamiento con la selección española. - Foto: RFEF

El fútbol femenino español sigue subiendo peldaños y testigo directo de ese crecimiento es Blanca Romero. La manzanareña inicia ahora su tercera temporada como preparadora física de la selección española y ha vivido un verano muy intenso, con la participación del combinado nacional en la Eurocopa celebrada en Inglaterra o concentraciones con las categorías inferiores, como la que desarrolló la pasada semana con las sub 17. A partir de hoy está presente también en una nueva cita de la selección absoluta para afrontar dos partidos clasificatorios para el Mundial ante Hungría y Ucrania, si bien, España hizo sus deberes con antelación y tiene sellado ya su pasaporte para el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, que se celebrará el próximo verano. 

Éxitos colectivos como el buen papel del equipo nacional absoluto en la Eurocopa, el Campeonato de Europa logrado por las sub 19, el subcampeonato continental de las sub 17 o la final del Mundial Sub 20 que esta madrugada disputaba España ante Japón, unidos a galardones individuales, como los recibidos por Alexia Putellas, demuestran que el fútbol femenino en España se ha quitado cualquier complejo y se codea de tú a tú con las mejores del planeta.

Jugadora en una primera etapa, integrante del cuerpo técnico de varios equipos más tarde y ahora preparadora física de la selección, Blanca Romero es doctora en Ciencias de la Actividad Física del Deporte, fisioterapeuta y maestra en Educación Física. Imparte clases en la Universidad Autónoma de Madrid, es madre de dos hijos y los fines de semana intenta pasarlos junto a su familia en su localidad natal. Está en continuo proceso de aprendizaje, conocimientos que después transmite a las mejores jugadoras del fútbol español y es que para ella «la exigencia siempre debe ser máxima». En este sentido, resalta la profesionalidad de las jugadoras y la labor cada vez más profesional de los clubes, que se traduce en todos esos éxitos.

Dentro de la selección española asegura sentirse como «una pieza más. No soy la más importante, pero es cierto que el aspecto físico es necesario para desarrollar después el modelo de juego que quiere implantar el seleccionador. Un buen estado de forma te permitirá desarrollar tu talento durante más tiempo», resume.

Otro de los aspectos que centra su trabajo es el de la prevención de lesiones, de ahí que viviera momentos muy duros cuando jugadoras claves en el equipo nacional como Jennifer Hermoso o Alexia Putellas tuvieron que perderse la Eurocopa. «El 5 de julio, cuando se lesionó Alexia, fue un palo muy duro», recuerda. «Yo no soy de esconder mis emociones y, al final, fue necesaria la unión de todo el grupo para poder seguir adelante».

En la Eurocopa de Inglaterra, España cayó en la prórroga de los cuartos de final ante el combinado anfitrión, en lo que Romero califica como «el mejor partido del torneo. Fuimos superiores a nuestro rival y pudimos habernos clasificado. Creo que podíamos haber llegado a la final», repasa. Más allá de esa actuación, se queda también con todo el apoyo y el seguimiento desde España que percibía el equipo nacional.

Ahora afronta su tercera campaña en la estructura de la Federación Española de Fútbol, con el objetivo a largo plazo del Mundial 2023 y los Juegos Olímpicos de París 2024 en el horizonte, si bien su compromiso se va renovando anualmente. Admite aprender cada día y que debe «hilar muy fino» para lograr lo mejor de cada jugadora. Una labor con la que está contribuyendo a que el fútbol femenino español sea una referencia y que cada vez sean más niñas las que apuestan por practicar este deporte.