Normalmente en un partido de fútbol hay dos equipos que parten como rivales en pos de la victoria y los tres puntos (si se trata de competición regular), pero hay algunos casos en los que cada uno de los equipos tiene que pelear no contra un rival sino contra dos. Y no nos referimos a aquella frase hecha "hemos jugado contra doce, el colegiado iba con ellos", sino que en casos como el pasado viernes cada uno de los dos equipos (Atlético Tomelloso y Campillo) jugó frente a dos rivales. Por una lado el equipo rival y por otro el terreno de juego.
Y es que media hora antes de comenzar el partido empezó a llover de forma continuada en Tomelloso y a la media hora del encuentro empezó a caer una cortina de agua que, primero, casi impedía la visibilidad del mismo y, después, impedía que el balón rodara por el campo. Eso provocaba muchas imprecisiones en el control, muchas caídas y que se tuviera que jugar con desplazamiento largos para evitar sustos con el balón.
Estaba claro que había que jugar y marcar antes de que el campo se pusiera impracticable y además adaptarse mejor a esa situación. El Atlético Tomelloso hizo lo primero, marcando dos goles en la primera media hora pero fue el Campillo el que hizo lo segundo, sabiendo desplazar en largo el balón y llegando muchas veces al área de Diego Cano. Sin embargo, la facilidad con la que llegaba era lo contrario del acierto de cara a la portería. Por eso, el encuentro terminó con ese resultado de 2-0.
En la segunda parte el terreno de juego se volvió impracticable. - Foto: J.G.El partido empezó con más ganas por parte local y a los cuatro minutos ya se pedía una pena máximo por caída de Joaquín, en la jugada siguiente un centro cerrado de Rodri no lo remató nadie y a la siguiente llegó el primer gol. Una falta de Joaquín al área visitante llevó el balón a un jugador visitante, que tocó sin querer, llegándole el cuero a Juanda, que estaba solo. Controló el balón, lo bajó y batió a Juanan por alto.
Todavía se podía jugar y Guille regateó y perdió en el área, Joaquín remató alto un centro de Roberto y Guille volvió a poner en aprietos al equipo local. Llegó la media hora y Joaquín recuperaba un balón al borde del área, se iba de su defensor y largaba un trallazo raso y al segundo palo que se colaba sin que Juanan pudiera hacer nada.
Poco a poco, el terreno de juego se iba poniendo impracticable por el agua, pero Diego tenía que parar junto al poste un tiro raso, Gallego perdía un balón en el área, Juli lanzaba de lejos y salía fuera por poco y Franco remataba alto. Descanso, seguía la lluvia y la segunda parte fue un juego de supervivencia por mover el balón y mantenerse en pie.
Antes del cuarto de hora Gallego tuvo tres balones para aumentar la diferencia, pero era complicado controlar el esférico. Juli seguía dando avisos por parte visitante con un cabezazo que, con Diego batido, tuvo que llegar Juanda para sacarla por alto y evitar que el balón llegase a la red. Rodri, con un lanzamiento a la media vuelta con mucho peligro, tuvo la última ocasión clara. Era casi la media hora y de ahí al final no hubo juego, con desplazamientos largos, balón que se frenaba por el agua y muchas caídas.
Así se llegó al final del partido con ese resultado favorable al conjunto de Juli Espinosa que le coloca en la segunda plaza después del pinchazo del Manzanares en Munera (donde por cierto también perdió el Atlético Tomelloso). Con estos resultados el equipo tomellosero depende de sí mismo para ser segundo al final de competición. Quedan tres finales ante (en orden) La Solana (fuera), Pedroñeras (casa) y Almodóvar (fuera) para llegar a esa final de liga en el que hay ilusión y esperanza por tener algo por lo que pelear.