José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Perder la clientela

05/04/2022

Estoy convencido de que en muchas ocasiones son los textos pretéritos los que, sin querer, nos leen el presente y, de paso, nos leen (escrutan) a nosotros. Textos periodísticos incluso. Letras volanderas, pasajeras del tiempo. Columnas impresas destinadas a la hoguera cruel del tiempo y la injusticia del olvido que, de pronto, vuelan por las nubes cronológicas de los días y se depositan delante como picoteando, malvadas y ajenas a todo, sobre esa cegadora actualidad pasajera que nos sacude, pero tan inconscientes de que serán también pasto del contenedor azul de la esquina.
Papeles nada sistemáticos que han sobrevivido por casa, porque esa vez, supongo, era el primer número del nuevo colorín dominical de El País (17 abril 1977) y sus hojas grapadas enseñaban además en portada la belleza de 'Un nuevo mito erótico', decía. Era la modelo y actriz Dayle Haddon, una de las chicas de la película de Just Jaeckin Madame Claude, de ese mismo año, en pleno sarampión entonces del cine erótico antes prohibido. Todavía estoy viendo la revista colgada en el kiosco, desaparecido, del barrio del Pilar. No acertó el dominical en su pronóstico sobre la bella de ojos verdes, no la recuerdo en ninguna película y el Wikipedia dice que anuncia, o anunciaba, cremas antienvejecimiento.
En aquel número, faltaban dos meses para que votáramos en las primeras elecciones generales de la democracia, Alberti hacía las maletas en Roma para volver de una a España, donde se presentará a diputado por el PCE. Y escribían colaboraciones Bergamín, Cabrera Infante, Julián Marías (celebraba el recién restablecimiento de relaciones oficiales entre España y México, al tiempo que reivindicaba culturalmente los siglos del virreinato de la Nueva España frente a una «realidad escamoteada»: ¿les suena algo en la política del actual presidente López Obrador?
También colaboraba Juan Benet, La fisiología del pasillo era el título de su artículo/página, desde donde nos miraba, siempre encorbatado él, y como sorprendido por el duro flash del fotógrafo anónimo, apoyado el ingeniero y novelista en una breve pero llena mesa de trabajo. Irónico, inteligente como pocos, de mirada oblicua pero certera sobre/contra la realidad, hablaba de amores pagados y sucedáneos y remataba el artículo describiendo la vida política nacional de este 2022: «Si el político español no se vuelve decididamente hacia el ciudadano, no sólo corre el riesgo de perder la clientela más instintiva, espontánea, rica y enérgica, sino también, y desgraciadamente es lo más probable, de enclaustrarse dentro de una comunidad de pervertidos». El autor de Otoño en Madrid quiso proporcionarnos hoy está relectura y no me pude negar.