Es una canción de la cantante malagueña Ana Mena, versión de la italiana compuesta por Colapesce y Dimartino Musica Leggerissima. Si la italiana se lanzó en marzo de 2021, en el Festival de san Remo, y quedó cuarta, la de la española no tardó ni un año en grabarse. Yo diría que sin las dos canciones son magníficas, la española es ligeramente mejor: la fragilidad, la voz etérea, que flota con levedad, y el video, que es magnífico. Me conquistó la canción nada más oírla. Un primer flechazo imposible de eludir. Pocas veces me ha pasado. 
Es una canción tristísima, pero que guarda las apariencias. Contrasta el rímel derramándose por la cara, las miradas tristes con una alegría también verdadera, pero que esconde pozos de dolor. «Y piensas que se escapa tu vida y ya nos da indiferencia. No pensamos en nadie». Como si estuviéramos muertos.
¡Qué desesperanza hay en las generaciones más jóvenes! ¿Cómo podemos seguir sin dar respuestas? Los jóvenes son el fruto de la sociedad que hemos creado. Esos desencantos profundos, la falta de perspectiva y futuro, los suicidios intentados y cumplidos deberían ser tan desgarradores son voces de alarma que no estamos queriendo escuchar. 
Con Ana Mena, con música ligera, debemos pensar un poco hacia donde caminamos, cuál es la dirección de nuestra vida y, sobre todo, qué estamos haciendo por los demás. Ver a una joven tirada en el suelo, con el maquillaje recorriéndole la cara debería ser una flecha que no deberíamos esquivar.