La pólvora inundó hoy Villarta de San Juan con motivo de 'Las Paces', la fiesta en honor a la Virgen de la Paz. Una celebración que se retoma tras un año sin celebrarse por la pandemia y que llega con la incorporación de la mascarilla, que no faltó entre los asistentes. Con precaución y máxima seguridad, los villarteros pudieron sacar a su patrona por las calles de la localidad, desde la iglesia de la plaza de los Mártires hasta la ermita (iglesia vieja), donde se realiza como viene ya siendo costumbre la denominada 'Operación 2.000' (dos mil docenas de cohetes explotan en apenas tres minutos). Una singularidad de estas fiestas que la hace única. 

La fe quedó una vez más patente en cada rincón de Villarta, cuyos vecinos expresaron su devoción hacia su patrona a través del fuego y el ruido de los más de 200.000 cohetes que unos 430 coheteros de las 28 peñas lanzaron al cielo durante la procesión en señal de fe y agradecimiento tras haber cumplido con todas las promesas que se le hicieron, miles por la cantidad de veces que estalla el cielo.

Monos azules, blancos, naranjas, amarillos, verdes... Toda una infinidad de tonalidades que representan a cada una de las diferentes peñas y que poco a poco inundaron de colorido la plaza de la iglesia mientras en el interior del templo se celebraba la eucaristía con la actuación de la coral Maestro Ibáñez, de Valdepeñas. Después, sobre las 13.00 horas, llegó uno de los momentos más esperados por los villarteros durante todo el año, la salida de la Virgen de la Paz de su iglesia. El lanzamiento de globos blancos y la suelta de dos palomas blancas en señal de paz que lanzó la Asociación de Jubilados y Pensionistas marcó el inicio de la procesión. A partir de entonces arrancó un trayecto de unos 500 metros que dura unas cinco horas, hasta llegar a la ermita vieja y regresar de nuevo al templo, donde la patrona permanecerá hasta el año que viene. 

El cielo vuelve a retumbar en Villarta de San Juan - Foto: Tomás Fernández de MoyaUna fiesta que reúne a cientos de personas y que se transmite de generación en generación como así queda demostrado con la presencia de los más pequeños de la casa. La familia de Jesús González es un ejemplo de ello. Socio fundador de la peña cohetera Virgen de la Paz y natural de Villarta de San Juan lleva 65 años lanzando cohetes, algo que «ha mamado desde pequeño» y que ha inculcando primero a sus hijos y ahora a sus nietos. Más de seis décadas en los que la fiesta «ha ido cambiando poco a poco, sobre todo en responsabilidad, pero manteniendo siempre la esencia» recuerda al tiempo que muestra su satisfacción por volver poco a poco a la normalidad y poder disfrutar de estas fiestas. «Nos ha tocado la lotería. La Virgen de la Paz es nuestra vacuna», comenta.  

De la misma opinión es Francisco Madero, quien lleva 34 años como cohetero de la peña La Tirantilla. «Cuando empezamos a tirar con trece años, los cohetes se lanzaban de forma descontrolada. Antes no había tanta seguridad como ahora», y así se refleja en la acreditación que lleva colgada al cuello. Es la autorización oficial para ser cohetero tras haber superado el curso de pirotecnia.  

Una tradición que se remonta al año 1369 y que en 1994 consiguió la declaración de fiesta de Interés Turístico Regional. Hoy, el Ayuntamiento trabaja para que esta fiesta, que reúne a pequeños y mayores en torno a la patrona, la Virgen de la Paz, logre el rango de Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial, cuyos trámites ya se iniciaron el año pasado. Así lo confirmó a la salida de la procesión la alcaldesa de la localidad, Irene Ruiz, quien recordó que Las Paces se presentaron en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) como una fiesta «única, especial y atípica en la provincia» y confió en que pronto llegue esta figura jurídica de protección del patrimonio histórico. Y es que, el 24 de enero es una fecha marcada en rojo en el calendario de los villarteros, y este año «todos tenemos en nuestra cara mayor reflejo de optimismo, devoción y fe», manifestó. 

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