Los ailantos del Prado

Rafael Cantero
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Son escasos los ejemplares de ailantos que actualmente podemos encontrar en las calles de Ciudad Real. Hasta hace unos 20 años daban forma al entorno de la Catedral ene los Jardines del Prado

Los ailantos del Prado

El arbolado urbano, aunque con frecuencia crezca entre edificios y calles asfaltadas, forma parte del patrimonio natural de una ciudad. En los últimos años los árboles se han convertido en un elemento social destacable y reconocido del ecosistema urbano. El árbol, además de aportar un valor estético, tiene una función biológica importante, constituye el hábitat de numerosos seres vivos que encuentran en ellos un lugar donde refugiarse, alimentarse o desarrollar toda la vida. 

Una pequeña parte de la historia de Ciudad Real guarda un capítulo especial para ciertos árboles viejos y singulares, que, por motivos de edad, culturales o estéticos han pasado a engrosar la memoria colectiva de nuestra centenaria ciudad. Su presencia en nuestras calles es un guiño a la naturaleza, que aporta sombra, belleza y colorido. Actualmente, Ciudad Real es una ciudad que cuenta con numerosos espacios verdes y más de 30.000 ejemplares de árboles que han ido encontrando ubicación en calles, plazas, parques y jardines, como los del Prado, que a mediados del siglo XX aumentó el catálogo de especies de árboles existentes con la plantación de once ejemplares de ailantos en la zona ajardinada próxima a la fachada de la catedral. El hecho de plantar esta especie no creo que fuese fruto del azar. Probablemente, se hizo buscando un paralelismo entre el templo religioso y el simbolismo de este árbol, conocido popularmente como árbol celeste o árbol del cielo, debido a su rápido y recto crecimiento en altura que llega a superar con facilidad los 40 metros.

La alineación de los ailantos plantados en los jardines del Prado se puede observar en la fotografía realizada en torno al año 1960.

Los ailantos del PradoLos ailantos del Prado - Foto: Rueda VillaverdeEl ailanto es un árbol originario de China, de crecimiento rápido y muy resistente a la contaminación. Su madera resulta relativamente blanda, ligera y fácil de trabajar, muy apropiada como madera de construcción y en la industria papelera. Posee unas largas hojas grandes de color verde oscuro, caducas. Las flores, de color amarillo, son pequeñas, aunque aparecen reunidas en grandes racimos colgantes. 

En virtud de que es una hermosa planta, ha sido utilizada con frecuencia como ornamento en muchos espacios verdes urbanos. Los ailantos proporcionan una sombra agradable por su extenso y tupido follaje, que crece y se desarrolla en muy pocos años. No obstante, su belleza ornamental, a veces, es menospreciada, en vista de que está considerada como una especie invasora, por su rápida capacidad de colonizar espacios próximos. Era muy común encontrarla en solares, terrenos abandonados, caminos o veredas.

A comienzos de 2004, de los once ejemplares que se plantaron medio siglo antes en los jardines del Prado sólo quedaban con vida cinco que gozaban de buena salud. Por motivaciones que desconocemos, en enero de ese año, el servicio de jardinería del Ayuntamiento decidió talarlos y eliminarlos de estos jardines. En su momento se aducía que iban a ser reemplazados por adelfas porque era más adecuado para esa zona y el entorno. Años más tarde estas adelfas fueron a su vez sustituidas por las once palmeras que existen en la actualidad.

Son escasos los ejemplares de ailantos que actualmente podemos encontrar en las calles de Ciudad Real, quizás el más antiguo y frondoso sea el que se encuentra en el patio de recreo del colegio Santo Tomás de Villanueva, en la plaza de San Francisco.