José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Monólogo de la guerra

01/03/2022

Fíjate, sí, ya sé, que están brotando los sakuras del jardín y los colores violetas empiezan a romper de pronto en sus ramas, que los carnavales ruedan de nuevo, pero no puedes girar la mirada hacia otro lado, desdramatizarla, que este jueves 24 a las cinco de la mañana la Rusia de Vladimir Putin invadía Ucrania con el propósito, decía el estalinista autócrata y exteniente general de la KGB, de «desnazificar» el Gobierno de Kiev y evitar el «genocidio», después de anexionarse Crimea y de tener en sus garras el Donbás, mientras Occidente silbaba, entre arpegios musicales en forma de sanciones inocuas que ahora está reforzando por fin para ver si frena algo este neoimperialismo enloquecido del nuevo zar, incluso amenaza a Finlandia y a Suecia, que no se atrevan a tontear con la OTAN, porque esta mezcla de sevicias hitlerianas y atrocidades comunistas encarnadas en un personaje que un día hizo creer a las democracias occidentales que iba para demócrata y ahora invade, mata y hasta pone a tiro el botón nuclear del Kremlin, él quiere los juguetes bélicos de su 'telón de acero' y su Pacto de Varsovia posterior a la II Guerra Mundial, recobrar las marcas de influencia de cuando la URSS no había perdido las repúblicas que se independizaron en 1991 tras la caída del Muro, 1989, que los ucranianos pudieran entrar en la OTAN, tan adormilada ella, es otra excusa, fuera soberanías, y fuera disidentes y opositores, envenenados, las rockeras Pussy Riot perseguidas, mientras sus oligarcas dorados acampan donde quieren, oiga lo que haga falta, que mi potencia militar y mis riquezas gasísticas y petrolíferas, y si no mi amistad/vecindad con China, dan para esto y mucho más, sí, fíjate que las democracias liberales y la Europa de los Veintisiete no atinan, no han atinado, que Estados Unidos salió por piernas de Afganistán y queda tan lejos su gendarmería mundial, que hemos dejado a los chinos la producción y el comercio tecnológico y sus malos modos antidemocráticos y las mascarillas y la represión y la implantación de un nuevo orden y el miedo de Taiwan, como el miedo que tenemos, el pavor, viendo las imágenes de refugiados en el mismo corazón herido de nuestra desgastada Europa y nuestras plazas ardiendo de una ira rubia contra el invasor, mientras además la inflación, la carestía, la macro y la microeconomía duelen, sí, fíjate, también, por si fuera poco, en nuestro Gobierno, coaligado con quien reivindica la disolución de la OTAN y se abstiene en las sanciones a la Rusia putinesca, caso único en la Europa que nos riega de codiciados fondos pospandémicos, claro que «Ucrania se sentaría encantada en la mesa de negociación» para el separatismo catalán ha dicho Junqueras acompañado de Otegi, esos talentos del progresismo izquierdista, cuando todos sois ucranianos frente a los autócratas y contra la libertad.