Menos de media plaza para presenciar un cartel bien rematado aunque como se pudo ver después, el ganado debió venir mejor presentado. Almagro siempre fue torerista, pero ayer no debieron salir un par de toros al ruedo por sus feas hechuras y sus cabezas. También diré que el lote de Garrido –tercero y sexto- demostró bravura en sus embestidas. En especial ese tercero que embistió con buen tranco dejando ese 'ronquido' típico de los Núñez.

En otro tono, habría que hacer referencia a los tiempos de un espectáculo en el que está todo inventado: el ruedo debe estar regado perfectamente antes de hacer el paseíllo y el desfile de carruajes debe hacerse con antelación, así se evitaría la extensión de la corrida. Los detalles son importantes, como fueron en positivo, los de la banda municipal que tocó en el sexto el pasodoble 'Manolete', de categoría. Como lo fue el brindis de Juan Ortega a nuestro compañero Álvaro Ramos, autor del cartel de este año. Todo es importante.

Morante, con el gacho, astigordo, lanceó echando los brazos arriba; en la primera vara le cogió los pechos al caballo y le derribó pero fue un espejismo porque blandeó enseguida. Tres pares de banderillas y tendencia a las tablas, viéndose comprometido el de La Puebla en los inicios de la faena al venírsele encima. Lo intentó pero el burel se quedaba muy corto y se desentendía de la muleta. Estocada caída. Aplausos. Salió con muchos pies el castaño cuarto, y Morante con ganas, le dio una larga cambiada seguida de chicuelinas al paso para ponerlo en el caballo. Pidió los rehiletes y puso tres pares en lo alto con mucho desparpajo. Fue ovacionado y se presentía una buena faena. Estuvo valiente, metido en los terrenos del toro, destacando los naturales y los finales de las series con su 'repajolera' gracia. No se quería ir de vacío y la espada le jugó una mala pasada pues necesitó varios viajes para acabar con el flojo y quedado enemigo. Saludó.

Ortega y el 'ronquido' de Núñez - Foto: EFE

Juan Ortega atraviesa un espléndido momento y en Almagro lo demostró una vez más, con un toreo de muchos quilates, templado y de gran torería. Primorosos los lances de recibo al segundo, rodilla en tierra, para después quitar por verónicas al anovillado cornúpeta que cerró con dos medias, al ralentí. Posee Ortega, un capote y unas muñecas de seda. Con la franela, series despaciosas por el izquierdo, embraguetándose, que repitió por redondos después, en una labor reunida y templada. Pinchazo, otro hondo y descabello. Oreja del bravo que su principal virtud fue la transmisión. Oreja. En el quinto, un castaño chorreado, gacho de cuerna, quitó por Chicuelo, cerrando con media. Fue muy aplaudido. Poca clase del morlaco, sin fondo y cabeceando, consiguiendo sacar alguna serie estimable hasta que se echó. Le exprimió en una larga porfía. Estocada caída. Oreja. Bien Juan Ortega una vez más.

José Garrido venía crecido tras el éxito del año pasado y esa disposición le hizo que la suerte le acompañara en su lote. Lanceó al tercero, que estaba montado arriba, con un estilo muy personal, acompañando la figura, rematando con media de cartel. En el quite nos recordó al 'Panas', con ese toque enrollando el capote. Un puyazo y tres pares. Series con la franela en redondos embarcando la embestida del animal que cada vez que la tomaba, encastado, emitía el 'ronquido' típico de los Núñez, que es de donde procede lo de La Palmosilla. Tenía su 'picantito', y no se cansaba de embestir. Buena labor sobre ambas manos, algo desbordada al final. Media trasera. Oreja. Se superó en el sexto, otro buen toro, que se echó a los lomos al caballo y se enceló con él. Buenos pares a cargo de Juan Luis Moreno y de Juan Cebadero, que saludaron. Toreo fundamental limpio y reunido, en un palmo de terreno, basó el trasteo el extremeño. Acabó metido entre los pitones. Estocada tendida rápida y dos orejas.

Un gusto volver a Almagro, la 'niña bonita' del aficionado.

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