Los rostros de los niños son translúcidos. Reflejan lo que hay detrás, dentro de ellos en ese momento. Sus caras, sus bocas, sus ojos son el espejo de sus almas, por mucho que lo quieran disimular. Y las sonrisas que ayer se encontraba La Tribuna en su visita al colegio Cristóbal Colón de Ciudad Real lo decían todo. Casi una treintena de niños, pertenecientes al programa CaixaProinfancia, de la Fundación 'la Caixa', disfrutaban en el patio con actividades deportivas, psicomotoras, lúdicas, sociales y cognitivas, aunque también lo hacían en el interior de las aulas con las divertidas manualidades que sus cuatro monitoras les tenían preparadas.

El de ayer fue el cuarto día del campamento de verano del Ayuntamiento de Ciudad Real, que gracias a CaixaProinfancia tiene a su servicio a técnicos de las entidades sociales Accem y Fundación Secretariado Gitano, que son las responsables de dirigir estas 'colonias urbanas', que junto con los centros abiertos y los campamentos, son las tres modalidades de actividad de tiempo libre que ofrece este programa, dirigido a menores en situación de vulnerabilidad, riesgo de pobreza o exclusión.

Aunque son niños de entre 3 y 12 años, activos, inquietos, llenos de vitalidad y con muchas ganas de pasarlo bien, María, Ana, María Teresa y Brenda se hacen con ellos. Se ve una relación cercana y de confianza, pero en la que todos saben quién manda. Cuando uno hace algo que no debe, una de las cuatro técnicos corrige ese comportamiento, con tacto y con argumentos, y los pequeños lo acatan y asumen. «Aquí no solo juegan, sino que aprenden, y las familias y en sus colegios nos aseguran que después de estas actividades en verano sus comportamientos mejoran», dice orgullosa una de las monitoras, María Donaire, de Accem. «Son un grupo estupendo», sentencia Ana Cabrera, de la Fundación Secretariado Gitano.

Los alumnos del programa CaixaProinfancia realizan diversas actividades en el CEIP Cristóbal Colón de Ciudad Real. - Foto: Tomás Fernández de MoyaPara muchos de estos niños, estas actividades, que se extenderán hasta el 29 de julio (de lunes a viernes, de 10 a 14.30 horas), se convierten en lo más parecido a unas vacaciones de verano. Una vez a la semana salen del centro para ir a la piscina o para asistir a algunas de las actividades específicas que les imparten desde las concejalías de Sostenibilidad o de Igualdad. Además, comen allí gracias a las becas del Ayuntamiento ampliadas al mes de julio.

Los chicos disfrutan y pasan las horas sin mirar el reloj, incluso cuando se sientan en una silla alrededor de una mesa. «Aquí no hay tareas, que estamos de vacaciones», aclara sonriendo una de las alumnas. «Si no tuviéramos esta escuela de verano estaría en casa, aburrido, con el móvil en la mano», reconoce José Luis, alumno de 11 años del colegio Ferroviario, que es la primera vez que asiste a estas 'colonias'. «Jugamos al escondite, montaña rusa, al pilla-pilla, al fútbol y pintamos, pero lo que más me gusta son los globos de agua», dice tímida Coraima, alumna de 8 años del mismo CEIP Cristóbal Colón. «Nos llevamos todos muy bien», afirma su compañero Gregorio, de 11 años.

Y es que otra de las virtudes del programa CaixaProinfancia es que estos niños y niñas pertenecen a varios colegios de la ciudad, y en estas actividades de verano «socializan, se conocen y después coinciden en el barrio», afirma Ana Cabrera, que después de cinco años, a muchos de estos alumnos los considera parte de su familia.