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«No pueden acusar sin pruebas», clama un delincuente habitual

Pilar Muñoz
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Las acusaciones particulares piden cinco años y medio de cárcel para el acusado de robos en empresas al considerar probado el delito, mientras que la fiscal solicita la absolución por falta de pruebas contundentes

El acusado, ante el Tribunal que enjuicia los hechos - Foto: Rueda Villaverde

«Si no tienen pruebas no pueden acusar». Así se ha pronunciado un hombre con numerosos antecedentes nada más comenzar a ser enjuiciado en la Audiencia Provincial de Ciudad Real por delitos de robo con fuerza en empresas de Torralba de Calatrava y Miguelturra.

David Javier N. G. sabía bien lo que decía. No es la primera vez que se sienta en el banquillo de los acusados y en esta ocasión el Ministerio Fiscal no le acusa. De hecho, pide la absolución porque «no hay pruebas contundentes» aunque la investigación de la Guardia Civil haya sido «muy minuciosa», ha precisado la fiscal del caso tras remarcar que no se puede condenar por indicios e invocar el principio In dubio pro reo, en caso de duda a favor del reo.

Sin embargo, para las abogadas de dos de las empresas en las que presuntamente robó hay suficiente prueba indiciaria de que David Javier N. G. es autor de esos delitos contra el patrimonio y por ello han solicitado al Tribunal una sentencia condenatoria de hasta cinco años y seis meses de cárcel con la agravante de reincidencia.

El encausado ha reiterado que no hay huellas ni nada que le sitúe en los escenarios donde se perpetraron los robos. «No se puede condenar a una persona porque pase en un coche por el lugar donde se ha cometido un robo», ha esgrimido en su descargo tras reconocer que había cogido el coche de su padrastro a la vista de las grabaciones de las cámaras de seguridad de una de las empresas donde presumiblemente dio uno de los 'palos'.

David Javier N. G. ha dado muestras de su singular personalidad y condición durante el interrogatorio. En un principio se le acusaba de cinco robos en empresas de pueblos próximos a Ciudad Real capital, pero al final sólo han mantenido la acusación dos empresas. De este modo, se le ha enjuiciado por un robo cometido en Miguelturra el 11 de diciembre de 2020 y otro en Torralba unos días después. En unos de ellos se llevó la caja de caudales, móviles, ordenadores portátiles, microprocesadores. Unos 7.000 euros. En la otra empresa sólo consiguió sustraer doce euros y unos 'pendrives' tras abrir un boquete en el cristal de la puerta de acceso.

«No he cometido esos delitos», ha insistido respecto a los cinco hechos delictivos que se le imputaban. Ha declarado que se dedica a «varios oficios, albañilería, fontanería... Hay que hacer algo en la vida», ha dicho ante el Tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial. Ha proclamado que no hay nada contra él, sólo indicios. «Mi padrastro es sargento primero de la Guardia Civil y sé lo que digo», ha señalado en relación a las imágenes de las cámaras de seguridad. Según el procesado, su único delito fue coger el coche de su padrastro y pasar por el lugar donde habían robado. «¿Y de la ropa, el chándal y zapatillas características que llevaba?», le han preguntado las abogadas Ana Sánchez y Belén Ciudad, que ejercen la acusación particular.

«No es mi ropa. Hay que saber distinguir las marcas, no es lo mismo Nike que Adidas; yo sí lo sé», ha respondido sobre la ropa y el gorro que llevaba el ladrón captado por las cámaras y que el encausado asegura que no era él. Sin embargo, cuando la Policía Nacional lo detuvo llevaba las mismas prendas de vestir.

Para las letradas Sánchez y Ciudad, no hay duda de que es el autor de los robos. La investigación de la Guardia Civil así lo indica, han recalcado. Cuando cometió los hechos estaba huido de la Justicia; había desactivado la pulsera telemática, han comentado las abogadas.

El padrastro ha dicho que era suyo el coche utilizado por el procesado, a quien ha tratado de ayudar con su testimonio. Ha declarado que David Javier N. G. siempre ha vivido en su casa, «cuando no estaba en la cárcel», ha precisado tras decirle al abandonar la sala de vistas que se portara bien.