Valdepeñas, oppidum íbero

Ana Pobes
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La localidad ofrece al visitante el Cerro de las Cabezas, una ciudad íbera completa que no existe en otra parte de España y que pronto será parque arqueológico. Desde las primeras excavaciones, en 1985, se han invertido 20 millones de euros

Valdepeñas, oppidum íbero - Foto: Tomás Fernández de Moya

Cuando atraviese la puerta y entre en el yacimiento, tiene que emocionarse. Debe emocionarse. Piense que por esa calle que pisa hace miles de años pasó alguien. Alguien puso esa acera y ha pervivido. Y está aquí, solamente aquí, en Valdepeñas». Son las palabras de Jesús Martín, alcalde de Valdepeñas, y quien al hablar traslada esa emoción que siente cuando el visitante llega al Cerro de las Cabezas, un yacimiento visitable situado a unos siete kilómetros del casco urbano, al lado de la A-4, y que fue un poblado ibérico de la Edad del Bronce (del siglo VI al III a.C). Uno de los mejores puntos de referencia de la cultura íbera al tratarse de una de las pocas ciudades íberas conservadas íntegramente. «Yacimientos puros en esencia como el Cerro de las Cabezas solo queda éste en la Península Ibérica», comenta con orgullo. 

A los atractivos turísticos locales como las pinturas barrocas del Convento de los Padres Trinitarios, únicas en Castilla-La Mancha, el Museo del Vino o la colección del arte contemporáneo «más grande» de la región, se sumó en 1985 este yacimiento. Fue en ese año, y de la mano del alcalde Esteban López Vega cuando se empezó a excavar en el oppidum ibérico con motivo de la construcción de la A-4. «Se metieron las primeras palas para hacer la autovía y salieron los primeros vestigios», recuerda Martín. Ante la importancia de los restos arqueológicos aparecidos fue necesario desviar un tramo de la carretera y salvar 20.000 metros cuadrados del yacimiento. A partir de ahí, el Ayuntamiento ha centrado sus esfuerzos en potenciar este recurso turístico con una inversión que puede llegar a alcanzar los 20 millones de euros «entre la adquisición de los terrenos, los estudios realizados, los planes de empleo, las becas y un largo etcétera», argumenta el regidor valdepeñero. Todo ese trabajo ha dejado a la vista el estudio de su urbanismo, de sus sistemas defensivos y ser hoy un referente de la cultura íbera. 

En estos últimos 36 años, solo se ha excavado un 4% de una extensión de más de 14 hectáreas, por lo que el objetivo «ahora es seguir investigando y consolidar lo encontrado». «Cada poco tiempo abrimos pequeñas cuadrículas que nos van aportando información. Así por ejemplo, en las últimas campañas aparecieron efectos votivos y la granilla de la uva, lo que demuestra que por aquel entonces ya conocían el viñedo», añade. 

Valdepeñas, oppidum íbero Valdepeñas, oppidum íbero - Foto: Tomás Fernández de MoyaLos trabajos han sacada a la luz una gran cantidad de restos de alfarería con dibujos llevados a cabo mediante técnicas de estampillado, utensilios metálicos de uso doméstico, aceite, y también de vino. Y es que, la cerámica del cerro presenta características de gran valor para el estudio de la cultura íbera. Así, «se han identificado más de 300 marcas de ceramistas, ya que cada uno ponía su propio sello a su trabajo. Es lo que ocurre hoy, por ejemplo, con marcas como Loewe o Gucci», explica el regidor valdepeñero. Ejemplos que demuestran que «seguramente este cerro sería el núcleo más importante de la cerámica del momento». Junto a ello, un amplio repertorio de materiales arqueológicos como una moneda púnica, «de la que solo hay dos en el mundo, y la otra se encuentra en el Museo Petrie de Londres», o peines «espectaculares» elaborados con cuernos de ciervo y marfil. Incluso hace unos años, recuerda, se hallaron dos jóvenes decapitados y el cadáver de un neonato, que hoy se expone en el Museo Provincial de Ciudad Real. Son las incógnitas que «hacen aún más atractivo este yacimiento». 

La ciudad ibérica del Cerro de las Cabezas estuvo estructurada mediante calles principales y secundarias, que definían barriadas y manzanas en las que se ubicaban los edificios y las casas. Las viviendas eran pequeñas, rectangulares y organizadas en un patio central para distribución e iluminación del resto de las estancias, y cuyos vestigios aún se pueden contemplar en una ciudad íbera completa que no existe en otra parte de España.

Ahora, el reto está en seguir ofreciendo documentación sobre el urbanismo y sus sistemas defensivos arquitectónicos, pues «lo importante de los yacimientos no son las estructuras sino la información que nos aporta en lo que fuimos a cuenta de lo que hoy somos». En este sentido, Juan Blánquez Pérez, catedrático de arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y que lleva investigando el Cerro de las Cabezas desde 2003, asegura que los trabajos se centrarán en proyectos de investigación no invasiva a través de métodos tecnológicos sofisticados que «permiten solucionar algunos problemas sin tener que retirar tierra», argumenta. Por ejemplo, continúa diciendo, para ver todas las calles y las casas «se hará mediante prospección geofísica». «No hará falta excavar para entender el urbanismo», insiste. 

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Valdepeñas, oppidum íbero - Foto: Tomás Fernández de Moya
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Valdepeñas, oppidum íbero - Foto: Tomás Fernández de Moya
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Valdepeñas, oppidum íbero - Foto: Tomás Fernández de Moya

Pero uno de los mayores logros será conseguir la declaración de Parque Arqueológico, un deseo que puede convertirse en realidad antes de que acabe el año. Y en ello, reconocen fuentes de la Consejería de Cultura, el Gobierno regional está poniendo todo su empeño. De conseguirlo, el Cerro de las Cabezas se convertirá en un destacado motor económico para la localidad. Su alcalde, Jesús Martín, detalla las ventajas que supone este logro. Entre ellas, que el yacimiento podría anunciarse desde la autovía A-4, algo que en la actualidad no se puede hacer porque «por la Ley de Fomento no se pueden anunciar en la autovía algo que no sea patrimonio histórico». Esa señalización, añade Blánquez, se traduce en que unas 60.000 personas al día sabrán que aquí hay un centro neurálgico de arqueología, el Cerro de las Cabezas. Pero Martín reconoce que ser Parque Arqueológico traerá, además, otras muchas ventajas como la de formar parte de las Ciudades de Patrimonio de la Humanidad del Mundo Antiguo que está impulsando la Unesco, y que sin duda, insiste, sería otro revulsivo económico y turístico para Valdepeñas.