Abrazos interminables, carantoñas, lágrimas como puños que no se pueden reprimir y que se mezclan con fotos para el recuerdo, con consejos y con sonrisas de agradecimiento e ilusión. Así se han despedido esta tarde los 50 niños ucranianos que han pasado el verano en Ciudad Real con familias de acogida y que ahora dicen adiós para regresar a su país. Al autobús que les lleva rumbo a Madrid, para volar después hasta Kiev, los pequeños se han subido un montón de recuerdos entrañables de su estancia de mes en medio en esta tierra que les abre los brazos cada verano gracias al empeño de Crean (Ciudad Real en Ayuda al Niño).

Los lazos de afectividad y de cariño que se forjan cada año los puso de manifiesto Ignacio Cabrerizo, secretario de dicha asociación, quien destacó que este programa, que lleva 26 años en marcha, permite que los menores permanezcan «mes y medio alejados de la radioactividad» que dejó la explosión nuclear de Chernóbil, por lo que subrayó que, sobre todo, es «un programa sanitario» que les ayuda a «comer sano y respirar bien».

Muchas de las familias de acogida repiten, otros lo hacen por primera vez y en ambos casos destacan esta enriquecedora experiencia. Entre los primeros se encontraban esta tarde Ana y Julio, de Valdepeñas y que llevan cinco años acogiendo a uno de estos niños ucranianos al que recibieron por primera vez con ocho años y ahora despiden con 13. Entre los que acogen por primera vez se encontraba la familia de Loli García, de Ciudad Real, que ha acogido por primera vez a Lisa, de 11 años, después de que sus dos hijos le animaran a ello. Están encantados con la experiencia.

Emotividad a la hora de partir - Foto: Tomás Fernández de MoyaPor su parte, Ramón Serrano, el presidente de esta asociación, destacó la continuidad que ha tenido este programa durante 26 años y expresó su agradecimiento por el apoyo institucional que siempre han recibido.