La cura para todas las caras del cáncer

Hilario L. Muñoz
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La AECC cuenta con un servicio de atención social con el que ayuda a que los pacientes se dediquen a luchar contra el tumor y se olvidan de otros aspectos que daña la enfermedad, como la economía o el físico

La cura para todas las caras del cáncer - Foto: Tomás Fernández de Moya

El diagnóstico de un cáncer pone patas arriba la vida de una persona. No se trata solo de su impacto sobre la salud, sobre todo cuando se diagnostica sin que haya dolencias previas, sino también su impacto en cada aspecto de su vida, desde el físico hasta el bolsillo. Si la parte sanitaria de la enfermedad se cura con los profesionales sanitarios, las otras caras de un tumor tienen su apoyo en otros profesionales en cuyo apoyo ofrecen entidades como la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), donde hay psicólogos o trabajadores sociales, que ayudan a que los pacientes y familiares se preocupen solo de combatir la enfermedad.

La trabajadora social María Ángeles Valiente es la encargada en la provincia de esa atención individual a las otras caras de la enfermedad, la económica y la social, con ayudas individuales, o la física, con un banco de pelucas. Se trata de una labor desinteresada de la AECC que puede solicitar cualquier enfermo sin necesidad que sea socia de forma previa. Por hacer una idea del volumen de peticiones, el servicio que gestiona Valiente atendió en 2018 a 138 personas nuevas y se invirtieron 15.980 euros en ayudas económicas directas. En 2019 se aumentó esa ayuda a 231 personas nuevas atendidas, con un total de 25.774 euros invertidos. Lo que muestra el incremento de esta área, donde de hecho, en 2020 se contratará una segunda trabajadora social.

Hay que tener en cuenta que un tumor suele implicar una baja laboral de cierta duración, que en un autónomo puede implicar una disminución de ingresos por contratar a otra persona o con el pago de pensiones o seguros y en un trabajador por cuenta ajena el perder parte de su nómina. Ambos pueden estar en la línea que separa el riesgo de exclusión de la exclusión. Por eso hay ayudas para el alquiler o para el pago de servicios como la ayuda a domicilio. «Más que autónomos o trabajadores es clave cuando vienen personas, la mayoría de los casos mujeres, que trabajan en la economía sumergida como empleadas del hogar, a las que les diagnostican un cáncer y se quedan con cero ingresos económicos», explicó Valiente. La trabajadora señaló que estos casos son una fase de riesgo absoluto ante la que hay que buscar ayudas y acompañarla en el proceso, siempre con una valoración para saber hasta qué punto afecta el diagnóstico en su economía.

Otras ayudas.

«Cuando una persona llega a mí es porque han tenido algún contacto con la asociación», explicó Valiente, quien apuntó a que se trata de personas que han pedido apoyo antes a la AECC o a los trabajadores sociales del hospital. Hay quien está al inicio del proceso y que «necesita alguien que les guíe y apoyo», aunque también hay quien viene con ideas claras sobre qué ayuda quiere, como apoyo para la ayuda a domicilio, pelucas o camas para el cuidado en el domicilio. Esto implica que estas ayudas sirven para todos los momentos de la enfermedad, desde el diagnóstico hasta los tratamientos o el final de la enfermedad con paliativos.

La mayoría de las personas que acudieron el año pasado, 101 fue atención social, que implica informar y orientar en recursos comunitarios o atención psicosocial. Además se recibieron y valoraron 108 solicitudes de ayudas económicas, de las que 56 fueron concedidas. «Todas las denegadas no son por la AECC, sino que en ocasiones no presentan documentación porque hacen frente con recursos propios y deciden no solicitarla o han sido cubiertos con otro tipo de recurso», explicó. Además 18 personas fueron derivadas a pisos o residencias de acogida para la realización de tratamientos en otras localidades y se prestaron 20 pelucas y 29 camas articuladas a familias.

«Nuestras ayudas económicas directas van dirigidas a solventar todos aquellos gastos derivados del proceso oncológico que la personas o familia no pueda asumir por no contar con recursos económicos suficientes o bien para apoyarles en la cobertura de las necesidades básicas cuando la situación se ha visto perjudicada notablemente por el diagnóstico de la enfermedad provocando así un riesgo de exclusión social que la AECC pretende evitar», resumió Valiente. El objetivo de la AECC es acompañar al paciente «en la reestructuración y reubicación de su nueva estructura personal y familiar y lograr su propia regulación», señaló.