"España es capaz de darnos de comer a todos porque sobra"

S.L.H
-

«Un sindicato está para enfrentarse al gobierno, al que sea, porque tiene la fuerza para ello»«Aquí solo se hace política para entretener a la gente, porque no se puede estar hablando de Venezuela todo el día»

"España es capaz de darnos de comer a todos porque sobra" - Foto: Yolanda Lancha

El actor sevillano Juan Diego recibió este pasado miércoles, 19 de febrero, el Premio Abogados de Atocha, otorgado por la Fundación Instituto de Estudios Sociales de Castilla-La Mancha y la Ejecutiva regional de CCOO Castilla-La Mancha al considerar que en él «concurren los criterios de lucha por las libertades y los derechos humanos» que justifican la concesión. Este hombre, inconformista por naturaleza, asegura que el país puede dar de comer a todos, asunto bien diferente es que los gobernantes quieran que así sea. Aún así, confiesa sentirse orgulloso de España, «de lo que tenemos y de lo que somos, pero no de lo que se reparte y cómo se reparte».

Ha recibido este premio por utilizar «como arma la palabra». ¿Cómo lo recibe?

Con mucha alegría, aunque de pronto dije: ‘Estos de Comisiones la han cogido conmigo o se han equivocado’. ¿Pero si ya me dieron un premio? Pero claro, me lo dieron por lograr el día de descanso. La palabra es esencial, es el único vector que nos diferencia del resto de animales. El pensamiento es fundamental para comunicar la realidad en la que vives, la realidad económica, política, cultural, social, familiar, de país. 

Este galardón recuerda el asesinato de cinco abogados laboralistas de la calle Atocha, de Madrid, en enero de 1977. ¿Recuerda que estaba haciendo ese día?

Estaba haciendo una obra de teatro, que se llamaba ‘Los cuernos de don Friolera’. Juan Antonio Bardem fue ese día a ver la función y se pasó al camerino y me dijo que habían asesinado a los compañeros de Atocha. Salimos y dijimos que no podíamos seguir con otra función que teníamos después.  

¿Conocía a los abogados laboralistas asesinados o heridos ese día?

Sí, a todos. De vez en cuando nos reuníamos en ese despacho. 

Siempre pone en valor el papel que han jugado los sindicatos en la concesión de derechos a los trabajadores. ¿Se parecen en algo los sindicatos de los años 70 a los actuales o han cambiado?

Claro que han cambiado, cómo no van a cambiar. El sindicato está hecho de gente que cambia día a día. Los gobiernos cambian y también las estrategias de engañar al trabajador. 

¿Son igual de necesarios antes que ahora?

Un sindicato siempre es necesario. La Reforma Laboral, esa especie de canallada en todos los sentidos porque ha hecho mucho daño a las personas, permitió que primaran los convenios de empresas. ¡Qué listos!, ¿verdad?. Un sindicato está para enfrentarse al gobierno, al que sea, porque tiene la fuerza para ello. El miedo a no comer es muy grande, pues aquí aún mucha gente que sigue comiendo mal. 

¿Cómo ve la irrupción de tantos partidos políticos?

Estamos viviendo un momento de iluminación política, del espacio político. Los partidos tradicionales tienen su ideología, el Partido Comunista, los señores de la Iglesia, la Conferencia Episcopal es un partido político, no lo olvidemos, con su representación en el Vaticano, tiene su ideología el PP, también los llamados liberales. Creo que es un hecho histórico que haya un gobierno de izquierdas, no socialdemócrata ni tampoco netamente comunista ni de izquierda, izquierda. Hay un gobierno que se ha planteado cosas de la abuela, de sentido común como mínimo. ¿Cómo vamos a seguir en esta situación económica y de país? Y han decidido que habrá que encontrar formas distintas, sin esta cosa barata de destrozar el pensamiento y la ideología que dicen bolivariana. ¿Eso qué es? Se olvidan que votamos nosotros. No solo hace falta la palabra sino un mecanismo que hay que defender, que son las libertades. 

¿Cree que este gobierno se ocupará de los problemas de sentido común, como dice?

A mí no me engañan ni estos, ni los que vengan, ni los anteriores. He visto que están haciendo cosas. ¡Qué jodios! Pues sí se pueden hacer cosas de sentido común. Ya si me pregunta si les van a dejar hacer, pues seguramente procurarán que no e intentarán meter palos en las ruedas. Sería fundamental que la gente no pierda la esperanza, deben saber que esta España, de la que tanto hablan algunos, es capaz de darnos de comer a todos porque sobra. 

¿Vox está recuperando discursos que creíamos olvidados?

Nunca se olvidó ese discurso en España. Y manejan la agenda política. Tanto Ciudadanos como el Partido Popular siguen la agenda que marca Vox. Nos han traído un cuchipandeo, ahora las mujeres, esas perritas… ¿Cómo? Cada día sacan algo nuevo. Acusan a ese señor de ser un criminal, pero tú mientras tantos matas. Ahora la prueba de la carga la tiene él, tú no. Eso es la política a nivel mundial y aquí se está haciendo por parte de Vox y los demás partidos no le plantan cara. 

¿Está en peligro la defensa de las libertades? Por ejemplo, hay que tener mucho cuidado hoy en día  con lo que uno publica en las redes sociales.

Hace mucho tiempo que está la Ley Mordaza y se han publicado muchas cosas que no tenían que ser delito. Que en el Congreso solo se hable de Venezuela, que es importante, no digo que no, pero no se puede dedicar 24 horas a Venezuela. Es una política exclusivamente para que la gente se entretenga. No saben lo que fue la revolución bolivariana esos que tanto hablan de ella.

 ¿Cree posible que España ande hacia la modernidad y hacia un estado de bienestar, tranquilo y sin odio, tal y como está el panorama político actual?

Sí, hay pan para comer. Habrá que aprender a cortar el trigo, de repartir en definitiva lo que se siembre. Y sobra en todos los terrenos. Pero si la gente come, a lo mejor protesta un poquito más. 

Entonces, ¿nos prefieren adormecidos? 

Adormecidos no hay nadie, somos muy listos. Todo el mundo sabe lo que está pasando. Hasta que no se ha roto el bipartidismo, que era una manera muy tranquila de llevarse la papa tonta, ahí sí que estábamos engañados. Yo me siento muy orgulloso de este país, de lo que tenemos y de lo que somos, pero no de lo que se reparte y cómo se reparte. Me faltaría eso para pegar saltos de alegría.