Editorial

La revisión de la política económica y el peligro de la estanflación

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La sesión de control al Gobierno de ayer aparcó la tregua que la oposición había dado al Ejecutivo con motivo de la invasión rusa de Ucrania para volver a teñirse de crispación y distanciamiento. La espiral inflacionista que registra España fundamentó las críticas que PP y Vox lanzaron contra al Gabinete de Sánchez, al que acusaron de inacción y de parapetarse primero en la pandemia, para ahora hacerlo en el cruento conflicto bélico que está sacudiendo sin piedad al este de Europa, con un drama humanitario de proporciones inimaginables. El presidente negó la mayor y señaló a Putin como el responsable de todos los males de una economía nacional que tiene serios problemas estructurales para hacer frente a una crisis, que nadie hoy es capaz de calcular sus consecuencias. 

Es un hecho que los precios de la mayoría de los productos básicos de la cesta de la compra se están incrementando de una manera alarmante. Las constantes subidas registradas por los carburantes, la electricidad y el gas, que son la verdadera raíz del problema al experimentar las mayores alzas y repercutir directamente en los costes de producción, están provocando un efecto dominó que hace que el desembolso para adquirir aceite, carne, patatas o cereales, entre otros, no tenga precedentes. Nadie duda de que la guerra en Ucrania ha acentuado un problema que muchos consideraban coyuntural, pero la realidad, pese a que el presidente del Gobierno lo haya querido negar desde la tribuna del Congreso, es que viene de lejos, y es el resultado de llevar a cabo políticas que no han servido para sentar las bases que ayuden a minimizar los efectos perniciosos de la dependencia energética, agravando más la situación por su alta carga impositiva. El Gobierno de coalición ha apostado de manera decidida por aumentar el gasto público para impulsar al PIB y esa estrategia cortoplacista empuja ahora a aumentar la carga fiscal en un momento tan delicado para empresas y familias. 

Sánchez presentó a principios de este mes un Plan Nacional que busca minimizar los efectos de la crisis y, al mismo tiempo, apuesta por un consenso de rentas que impida que la inflación se transforme en un problema estructural del sistema. Sin embargo, los expertos coinciden en que esta estrategia de choque no es suficiente. El fenómeno de la estanflación, caracterizado por un crecimiento económico negativo y el encarecimiento sin freno de las materias primas, es cada vez más factible y ahora más que nunca se hace necesario tomar decisiones valientes, revisar sin complejos la política energética y fiscal para llegar a pactos de Estado que sirvan para contener una nueva recesión, que va a afectar a todos los estamentos de la sociedad y con mayor virulencia a los más vulnerables.