Cava de desagüe en la plaza de Cervantes

Rafael Cantero
-

La evacuación de las aguas de lluvia, residuales, lodos e inmundicias, que permanecían estancadas en buena parte de las calles de Ciudad Real, fue un problema al que tuvieron que hacer frente durante muchos años los dirigentes municipales

Cava de desagüe en la plaza de Cervantes

La evacuación de las aguas de lluvia, residuales, lodos e inmundicias, que permanecían estancadas en buena parte de las calles de Ciudad Real, fue un problema al que tuvieron que hacer frente durante muchos años los dirigentes municipales, en busca de una solución. Los trazados irregulares de las calles, la poca pendiente de nuestra orografía y la escasez de sumideros, no facilitaban el desagüe de las aguas. La limpieza y decoro de la ciudad, y la salubridad e higiene de sus vecinos, fueron una constante preocupación de las autoridades municipales. Se trataba de un problema permanente con circunstancias cambiantes en cada momento histórico.

Cada vez que venían años de fuertes lluvias, la ciudad sufría importantes inundaciones motivadas por la imposibilidad de evacuar las aguas, al no existir una red de regueras que las canalizase hasta sacarlas al exterior de la ciudad. Por consiguiente, se formaban charcones o lagunas que en algunos casos traían consigo el hundimiento de numerosas casas y la propagación de enfermedades infecciosas.

Ante esta situación, se hacía necesario construir sumideros o crear alguna infraestructura que diera cauce ordenado a las aguas de lluvia y sobrantes de usos domésticos, para facilitar el desagüe y el arrastre del lodo e inmundicias. 

Cava de desagüe en la plaza de CervantesCava de desagüe en la plaza de Cervantes - Foto: Rueda VillaverdeEn el año 1508 se excavó una zanja de drenaje denominada la Cava, que partiendo de lo que hoy es la plaza de Cervantes, junto al desaparecido árbol Gordo, donde se recogían las aguas de lluvia allí estancadas, atravesaba la plaza del Pilar y discurría por la actual calle Ramírez de Arellano y Tinte, hacia la puerta de Alarcos, desde donde seguía su cauce en paralelo a la muralla hasta llegar a un sumidero excavado en mina que se construyó en la finca Celada, en las proximidades de la pedanía de las Casas, y desde este lugar las aguas residuales continuaban a cielo abierto hasta llegar al Guadiana.

No cabe duda que, con las precarias técnicas constructivas de la época, debió ser una obra de gran envergadura e importancia. Aún así, cuando caían fuertes precipitaciones la Cava era incapaz de desaguar toda el agua que caía.

En un principio, la Cava transcurría a cielo abierto en la mayor parte de su recorrido, con lo que en ocasiones creaba algún que otro problema de salubridad, debido a la falta de mantenimiento y limpieza. Tenemos noticias que en el año 1912, la Cava en las proximidades de la puerta de Alarcos, más que una alcantarilla era un depósito de inmundicias; y como estaba al descubierto, las emanaciones que de su fondo se desprenden hacían casi intransitable esa parte de la ronda.

Con el transcurrir de los años, la Cava se fue cubriendo en algunos de sus tramos, convirtiéndose paulatinamente en una especie de alcantarilla. 

La mina de desagüe y cava siguió funcionando hasta la década de los años 30 del pasado siglo que se inició la construcción de la red de alcantarillado y de un nuevo emisario que sustituyó a la Cava y las Minas.

La primera red de alcantarillado fue proyectada en el año 1930 por el ingeniero, Casimiro Juanes.

En la fotografía superior podemos observar el comienzo de la Cava, donde existió un puente que facilitaba cruzar la cava. Otro puente sobre la Cava se construyó en el lado opuesto de la plaza del Pilar, frente a la calle Ciruela aproximadamente.