Antonio Quintana, testigo y parte

Manuel Espadas
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El ciudadrealeño disfrutó en vivo del España-Alemania de un Mundial en el que su empresa juega un papel crucial

Antonio Quintana, el domingo en el estadio Al Bayt de Al Khor (Catar), antes de comenzar el España-Alemania. - Foto: LT

Cuando Morata marcó el 1-0 contra Alemania, una de las miles de gargantas que gritaron en el estadio Al Bayt de Al Khor (Catar) el gol de la selección española fue la de Antonio Quintana, quien, por fin, pudo ser testigo in situ de un Mundial que, hasta entonces, había vivido de un modo muy distinto, enclaustrado en su oficina. Y es que, este ciudadrealeño de 43 años es uno de los responsables de la empresa española que suministra el agua en Doha y toda su área de influencia, en la que se encuentran la mayoría de los estadios que son sede mundialista. De él depende que funcionen a la perfección el agua corriente, el riego del césped y, sobre todo, los sistemas de refrigeración, fundamentales en estas grandes instalaciones climatizadas y aisladas del soporífero calor del exterior.

Esta gran responsabilidad  le está obligando a realizar largos turnos laborales para que nada falle durante unos días en los que la capacidad organizativa de Catar está situada en el escaparate internacional. El domingo, en el España-Alemania, encontró un hueco en su trabajo y no dudó en acudir con su mujer al estadio Al Bayt, ataviado con una bandera española y una vistosa peluca rojigualda.

«Vi muy bien a la selección, con ganas y fuertes. Aunque este Mundial está dando varias sorpresas, yo los veo con posibilidades de llegar a la final», analiza Quintana, que está expectante por si la FIFA pone a la venta más entradas para ese último y definitivo partido del campeonato, para el que todo el papel está ya vendido.

Quintana, con el espectacular estadio Al Bayt al fondo, en forma de jaima gigante.
Quintana, con el espectacular estadio Al Bayt al fondo, en forma de jaima gigante.
CASI UNA DÉCADA. Antonio Quintana emigró de Ciudad Real hace casi una década por motivos profesionales. Tras ocho años en Emiratos Árabes Unidos, hace año y medio su empresa le destinaba a Catar, donde se trasladaba con su mujer, de origen ucraniano. Después de este tiempo, confiesa que le parecen un poco exageradas las acusaciones que desde occidente se lanzan contra el régimen catarí por la falta de respeto a los derechos humanos y la discriminación sobre la mujer o colectivos como los homosexuales. «Sinceramente, aquí en Catar, en el día a día, este tipo de restricciones no se aplican en la realidad, aunque pueda estar prohibido. De puertas para adentro todo el mundo puede hacer lo que desee, y de puertas para afuera basta con ser discretos y poco más. Por ejemplo, las mujeres pueden ir por la calle enseñando las piernas o con tirantes sin que nadie les llame la atención», afirma Quintana, que espera pasar unos días en Ciudad Real estas navidades.