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Mecido por los acordes de la Marcha Real el Resucitado de Joaquín García Donaire comenzaba a las once y media su peregrinar por la ciudad tras una Semana Santa deslucida por la lluvia. Detrás, la Virgen de la Alegría, portada a costal acompañando a su hijo, que se encontraba con Ciudad Real al ritmo del Himno Nacional de Triana. Con ambos pasos en la calle, Ciudad Real dice adiós a una Semana Santa amenazada por la lluvia y a la talla de Donaire que es la última vez que procesiona.