Colombia, primer país en peticiones de asilo en la provincia

Hilario L. Muñoz
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300 personas han solicitado el estatuto durante 2020, cuando en 2015, año en que se inició el programa en la provincia, hubo 5

Colombia, primer país en peticiones de asilo en la provincia - Foto: Rueda Villaverde

El programa de refugio se mueve conforme a los tiempos. Si hace diez años había personas llegadas aún de la guerra de los Balcanes o de los países de la desaparecida URSS, hace seis años cuando se inició el proyecto actual, con centenares de plazas repartidas por toda España, se hizo pensando en la llegada de miles de sirios que huían del conflicto armado en su país. Aún hoy llegan algunos a Castilla-La Mancha, explicó el presidente regional de Cruz Roja, Jesús Esteban, quien considera que el año pasado se empezó a notar un cambio en los refugiados siendo de un perfil joven y llegado de países africanos, principalmente.

Esteban recuerda que la situación del refugio es la típica de este proyecto de asilo a quienes son perseguidos en sus países de origen. Se suele mover, «salvo momentos puntuales», en base a catástrofes naturales u otro tipo de persecuciones. Por ejemplo, recordó esa llegada de familias sirias, «con dos o tres hijos», y que han dejado paso a «personas solas, gente joven y chicos, bien de norte de África o de países subsaharianos». Se trata de personas que huyen por motivos religiosos, climáticos o políticos de sus países.

Con todo, recordó que el COVID-19 ha limitado los movimientos en las fronteras, lo que ha hecho que sean muchos más hispanoamericanos los que hayan llegado a España. «Las llegadas son más largas y complicadas» fruto de una pandemia que ralentiza el trayecto vital desde su país de origen al de acogida, con el riesgo que conlleva.  Se trata de ciudadanos que viajan por Senegal, Mali y Líbano. Además, dijo el presidente de Cruz Roja, «siguen llegando a través del convenio, entre comillas, que la Unión Europea tiene con Turquía», de donde llegan ciudadanos de origen sirio.

Además de este perfil, en Cruz Roja atienden también últimamente a mujeres, fruto de un programa especial para ayudar a quienes «han sido mercancía de trata y han conseguido salir». Actualmente, cuentan con alguna vivienda en la que habitan varias de estas mujeres en Castilla-La Mancha.

Tras iniciarse el programa de refugio en 2015 en Ciudad Real, la iniciativa se fue extendiendo al resto de provincias y Cruz Roja cuenta con casas y programas de acogida en toda Castilla-La Mancha. Desde aquel año y hasta la actualidad han pasado 1.500 personas. De hecho en la actualidad Cruz Roja Castilla-La Mancha cuenta con 175 plazas y se está ampliando hasta las 190 plazas, todas ellas de primera acogida. Ese número aproximadamente es el que suman en Ciudad Real, Cruz Roja, Cepaim y MPDL, las tres ONG con proyectos de refugio. Se trata de la primera parte del proceso, en la que las entidades de acogida apoyan en todas las necesidades a las personas refugiadas, con el objetivo de que se centren en aprender el idioma, formarse para el empleo y tratar de reiniciar su vida tras romper con su país. Cruz Roja tiene unas 180 ocupadas, lo que da una idea de que el sistema se encuentra casi al completo, pese al coronavirus.

Tras esa primera acogida hay un segundo momento en que se da una ayuda a las personas en refugio hasta que reciban una contestación oficial del Ministerio a su solicitud, bien aprobando el estatuto o denegándolo. Si obtienen una negativa, saldrán del programa, quedando en España en una situación irregular. 

De las familias sirias al migrante joven

El programa de refugio se mueve conforme a los tiempos. Si hace diez años había personas llegadas aún de la guerra de los Balcanes o de los países de la desaparecida URSS, hace seis años cuando se inició el proyecto actual, con centenares de plazas repartidas por toda España, se hizo pensando en la llegada de miles de sirios que huían del conflicto armado en su país. Aún hoy llegan algunos a Castilla-La Mancha, explicó el presidente regional de Cruz Roja, Jesús Esteban, quien considera que el año pasado se empezó a notar un cambio en los refugiados siendo de un perfil joven y llegado de países africanos, principalmente.

Esteban recuerda que la situación del refugio es la típica de este proyecto de asilo a quienes son perseguidos en sus países de origen. Se suele mover, «salvo momentos puntuales», en base a catástrofes naturales u otro tipo de persecuciones. Por ejemplo, recordó esa llegada de familias sirias, «con dos o tres hijos», y que han dejado paso a «personas solas, gente joven y chicos, bien de norte de África o de países subsaharianos». Se trata de personas que huyen por motivos religiosos, climáticos o políticos de sus países.

Con todo, recordó que el COVID-19 ha limitado los movimientos en las fronteras, lo que ha hecho que sean muchos más hispanoamericanos los que hayan llegado a España. «Las llegadas son más largas y complicadas» fruto de una pandemia que ralentiza el trayecto vital desde su país de origen al de acogida, con el riesgo que conlleva.  Se trata de ciudadanos que viajan por Senegal, Mali y Líbano. Además, dijo el presidente de Cruz Roja, «siguen llegando a través del convenio, entre comillas, que la Unión Europea tiene con Turquía», de donde llegan ciudadanos de origen sirio.

Además de este perfil, en Cruz Roja atienden también últimamente a mujeres, fruto de un programa especial para ayudar a quienes «han sido mercancía de trata y han conseguido salir». Actualmente, cuentan con alguna vivienda en la que habitan varias de estas mujeres en Castilla-La Mancha.

Tras iniciarse el programa de refugio en 2015 en Ciudad Real, la iniciativa se fue extendiendo al resto de provincias y Cruz Roja cuenta con casas y programas de acogida en toda Castilla-La Mancha. Desde aquel año y hasta la actualidad han pasado 1.500 personas. De hecho en la actualidad Cruz Roja Castilla-La Mancha cuenta con 175 plazas y se está ampliando hasta las 190 plazas, todas ellas de primera acogida. Ese número aproximadamente es el que suman en Ciudad Real, Cruz Roja, Cepaim y MPDL, las tres ONG con proyectos de refugio. Se trata de la primera parte del proceso, en la que las entidades de acogida apoyan en todas las necesidades a las personas refugiadas, con el objetivo de que se centren en aprender el idioma, formarse para el empleo y tratar de reiniciar su vida tras romper con su país. Cruz Roja tiene unas 180 ocupadas, lo que da una idea de que el sistema se encuentra casi al completo, pese al coronavirus.

Tras esa primera acogida hay un segundo momento en que se da una ayuda a las personas en refugio hasta que reciban una contestación oficial del Ministerio a su solicitud, bien aprobando el estatuto o denegándolo. Si obtienen una negativa, saldrán del programa, quedando en España en una situación irregular.