La voz que une generaciones

Rosa Díaz (EFE)
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Rita Payés es una suerte de 'rara avis' que, de la mano de su trombón, encandila al público con un estilo que rema contra las modas

La joven cantautora catalana tiene solo 23 años, pero su nombre ya resuena con fuerza en el panorama musical - Foto: EFE

Rita Payés tiene 23 años pero nunca ha escuchado trap ni reguetón, pues a ella le gusta el jazz, los boleros y la bossa nova. Quizá por eso algunos dicen que «tiene voz antigua», aunque sus conciertos están llenos de gente joven, que comparte platea con público maduro.

Macaco, quien al igual que C.Tangana y otros muchos artistas consagrados se ha enamorado de su música y ha trabajado con ella, es uno de los que lo dicen: «Rita Payés tiene una voz vieja que me encanta. Se lo he dicho alguna vez: ¿cómo puedes cantar así con 23 años?», comenta.

Rita se ríe con su cara de niña y reconoce que sí, que este tipo de frases las ha oído alguna vez pero que ella canta así de manera natural y que no le parece raro que a alguien de su edad le gusten músicas antiguas. «Todo lo que hacemos ahora viene de nuestras raíces, es inevitable, por eso es normal que un músico se sumerja en referentes antiguos y, al conocerlos mejor, se enganche a ellos y eso conforme su personalidad musical», afirma.

Aunque considera natural que sus referentes sean las grandes cantantes de jazz de la primera mitad del siglo XX o la música brasileña de antes de que ella naciera, reconoce que su eterno compañero, el trombón, la convierte en una rara avis. «El trombón siempre ha estado conmigo y me ha dado muchas alegrías, de hecho empecé a tocarlo de niña y lo de la voz vino luego», explica.

«Sé que es un instrumento poco común y todavía más si lo toca una mujer joven, pero forma parte de mi identidad», añade esta intérprete formada en la Sant Andreu Jazz Band, una cantera de la que han surgido talentos como Andrea Motis y Eva Fernández.

Con tantos elementos que reman contra las modas, podría parecer poco probable que Rita Payés triunfara en el mundo de la música y, sin embargo, en los dos últimos años su fama no ha hecho más que crecer y ya no da abasto para cumplir con todos los compromisos que tiene.

El suflé empezó a subir cuando grabó junto a su madre, la guitarrista Elisabeth Roma, el disco Imagina, con versiones de clásicos de la bossa nova y de la tradición latina tales como Drume negrita, Alfonsina y el mar, Algo conmigo y Eu seu que vou te amar.

«Eran canciones que habíamos interpretado siempre en casa mi madre y yo, y que grabamos porque se me ocurrió regalarle a mi madre una sesión en un estudio», recuerda la joven.

Después llegó el primer álbum con temas propios, Como la piel, y el nombre de Rita Payés empezó a correr como la pólvora en las redes sociales.

«No sé por qué gustó tanto, supongo que porque salió de un sitio poco pretencioso, sin buscarlo», reflexiona. «Aunque quizás estos discos gustan porque son fáciles de escuchar pero a la vez buscan cosas diferentes», añade esta artista que, a pesar de su juventud, tiene una sólida formación musical, que empezó en casa y siguió en la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc).

Inspiración para c.tangana

Pero la eclosión vino cuando C.Tangana desveló que se había inspirado en ella para componer Comerte entera y la invitó a actuar con él en la gala de los Goya y en su gira El Madrileño.

Este impulso la ha llevado a vivir un verano muy ajetreado en el que ha tenido que combinar el tour del conocido artista con el que ha hecho con su madre por toda Europa y con los conciertos con su pareja, Pol Batlle, con quien también colabora artísticamente.

«Además, he tenido una niña que ahora tiene un año y poco y que ha venido con nosotros de gira. Todo muy intenso», reconoce.

«Han sido dos años muy bonitos en los que he hecho mogollón de conciertos, que es lo que más me gusta, pero ahora tengo ganas de bajar las revoluciones para estar tranquila y que de ahí florezca algo nuevo», confiesa. Así que despedirá la gira de Como la piel el próximo mes de diciembre con cuatro conciertos en Barcelona, Gerona, Falset (Tarragona) y Madrid, acompañada de un cuarteto de cuerda, y luego se quedará en casa para preparar nuevos proyectos, que ni ella misma sabe por dónde irán pero que, conociéndola, serán personales y de calidad. 

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