Los costes marcan la actividad agraria

SPC
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El sector se ve obligado a reducir cabañas y el uso de medios de producción ante las dudas de que el fuerte alza de los precios no pueda cubrir los gastos

El incremento de precios ha provocado recortes en la ganadería, que ha pasado de unas 930.000 a 890.000 vacas. - Foto: ELOY ALONSO (REUTERS)

El incremento de los costes de producción por la subida de los precios de elementos básicos como los piensos, productos zoo y fitosanitarios, luz, gasóleo o fertilizantes constituyen hoy el punto caliente en las preocupaciones de agricultores y ganaderos. Hay miedo a producir y, sobre todo, temor a que, a pesar de la Ley de la Cadena, no sea posible vender los productos en origen al menos cubriendo los costes de producción en un momento de crisis en los hogares, donde la distribución trata de ajustar los precios para mantener la demanda.

En el conjunto de las cabañas ganaderas, el principal problema han sido los elevados valores de los piensos, que suponen entre un 40% y hasta un 60% de los costes de producción, a los que se suman en algunos casos altos costes de la energía para el mantenimiento de las condiciones adecuadas en las granjas. Todo ello ha dado lugar a que en el subsector ganadero haya ajustes y, en el mejor de los casos, estabilidad en los censos. 

En el porcino, la producción ha registrado una línea permanente de subida hasta los 5,2 millones de toneladas con unas exportaciones de 3,2 millones de toneladas de las que 1,2 millones iban al mercado chino. La vuelta a la normalidad en ese mercado con la recuperación de la cabaña obligó al sector a ejecutar ajustes hacia una estabilidad en los censos con 30 millones de animales y al sacrificio de unos 58 millones de cabezas al año. El resultado se tradujo en una subida de los precios en origen hasta los 1,70 euros el kilo.

En el vacuno de leche el incremento de los piensos dio lugar a otra fuerte subida de los costes de producción hasta los 0,50 euros el litro, mientras los precios pagados a los ganaderos se situaban entre los 0,34 y 0,36 euros. La no aplicación real de la Ley de la Cadena provocó grandes pérdidas para ellos, lo que se tradujo en un recorte de la cabaña pasando de unas 930.000 a solo 890.000 vacas, reducción de la oferta que se ha reflejado en un aumento de los precios en origen hasta medias cercanas a los 0,50 euros el litro, llegando a los 0,90 euros al consumidor final.

En cuanto al de carne se registró un descenso en la entrada de animales en los cebaderos. En el ovino se mantuvo la estabilidad en una cabaña ya muy deteriorada, mientras que en avicultura de carne, las grandes integradoras limitaron las entradas de animales en granja para su engorde. Y en los huevos se registró un recorte del 4% en los censos, y en los conejos, los costes han llevado a las granjas contra las cuerdas con cierres masivos de explotaciones.

En el caso de la actividad agrícola, para reducir los costes de producción, los agricultores han elegido más cultivos con menos gastos como el girasol, aumento de las prácticas de no laboreo o laboreo mínimo y, ante la campaña de siembras, una rebaja en la demanda de fertilizantes de sementera con una caída de entre un 25% y un 30% por el incremento de los precios y los interrogantes sobre las posibilidades de repercutir los costes en el futuro, a los que también se unen los correspondientes a la energía eléctrica y al gasóleo, fenómeno al que se suman otros como el auge del no laboreo o laboreo mínimo, el uso de fitosanitarios, abandonos de las tierras de menos calidad o cambios de cultivo. 

No ha hecho falta que se aplicara la prevista estrategia comunitaria Del campo a la mesa por la que el sector agrario, en el horizonte de 2030, tendrá la obligación de reducir el uso en un 50% de agroquímicos y el 20% de fertilizantes. Han sido suficientes los valores disparados de los abonos y las dudas sobre el futuro de las ventas de las cosechas, para que los agricultores, en este momento los cerealistas, hayan optado por cortar por lo sano y abonar lo mínimo o esperar a hacerlo de cara a los próximos meses. 

Incrementos

Según los datos manejados por el sector, los precios de los fertilizantes pagados por los agricultores se han incrementado en una media del 200%. En el caso de los nitrogenados, en el presente ejercicio pasaron de 190 a 300 para dispararse en los últimos meses hasta los casi 800 euros por tonelada. En los abonos complejos compuestos por nitrógeno, fósforo y potasio, el incremento medio se sitúa en menos del 200%, mientras la urea se ha disparado a los 1.000 euros la tonelada ante los precios prohibitivos del gas natural utilizado para su obtención. Desde medios agrarios se coincide que los buenos precios percibidos por los cerealistas en la última campaña se están yendo para pagar los incrementos de los costes de los abonos, mientras quedan los interrogantes sobre los precios de los cereales para el próximo año con una reducción de las cabañas ganaderas.

Desde la Asociación de los Fabricantes, Anffe, la reducción media de venta en la campaña de sementera hasta la fecha se sitúa en una media de 25%, con porcentajes muy diferentes en cada territorio, aunque señalan que el ajuste ya se mantiene en las últimas campañas al pasar de los 5,1 millones de toneladas entregadas en 2020 a los 4,8 millones de toneladas de 2021, más de la mitad importadas, y el descenso del 25% que se estima hasta la fecha en la campaña de sementera o de abonado de fondo. 

Consecuencia de los precios del gas natural con subidas de hasta un 800%, en el conjunto de la UE ha disminuido la producción de fertilizantes en más del 50%, así como una reducción de las importaciones. Muchas fábricas tuvieron que cerrar total o parcialmente sus plantas. En el caso de España, no se han registrado cierres, sí ajustes de líneas de producción, pero que en ningún momento han puesto en peligro la oferta, también en un momento de rebaja de la demanda.

Frente a esta situación, en los últimos meses Bruselas dio luz verde a una deducción de los aranceles para algunos productos de fertilizantes, circunstancia ante la cual, desde las organizaciones comunitarias Copa y Cogeca se demanda la misma reducción para todos los importados, así como una mayor flexibilidad para importar los abonos fosfatados desde Marruecos, en lugar de mantener la gran dependencia de Rusia.

En el marco comunitario no se han llegado a adoptar otras medidas para favorecer el aumento de las producciones y, sobre todo, para lograr rebajar los precios de venta a los agricultores. La UE lanzó en los últimos días un comunicado donde contemplaba la posibilidad de que los países pudieran destinar el fondo de reserva de 450 millones en todo el bloque para disminuir los costes, pero no hay nada concreto. 

En cuanto a España, la propuesta de orden sobre IRPF por estimación objetiva contempla para el sector agrario la posibilidad de deducción de un 15% sobre el rendimiento neto por los gastos en fertilizantes.