Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


¡Las pensiones ni tocarlas!

19/05/2022

La situación actual en España confirma lo que he dicho más de una vez, a lo largo de más de 50 años de escribir artículos de opinión, y que no es otra cosa que los españoles hemos debido hacer muchas cosas malas, o mal hechas, para que en cuestión de 20-30 años nos hayan caído encima tantos desastres, tantas nefastas situaciones, tantos motivos para querer salir corriendo. Lo digo porque hay que ver cómo está el patio de la general situación, que aúna y atesora males para, en verdad, rendirse y casi hasta para entregarse con las manos en alto, como los delincuentes de antaño. Si sumamos males, tenemos una larga lista en la que sobresalen los importantes líos en política exterior que ha organizado el Gobierno Sánchez-Yolanda y agregados, entre los que destacan las malas relaciones con el vecino Marruecos, que nos volverá a apuñalar en cuanto le convenga al sátrapa o la congelación de contactos amistosos con los argelinos, que nos aseguraban el gas a un precio razonable, sin olvidar que Rusia anda de morros con Madrid y que ayer decretó la expulsión de casi una treintena de diplomáticos españoles, en reciprocidad con la expulsión de otros tantos rusos que, dice nuestro Gobierno, ponían en peligro la seguridad de España. Añadan a esto los problemas con los países hermanos, Venezuela, México, etc., y verán que nuestra diplomacia da la sensación de andar de vacaciones. Si a esto añadimos los problemas internos, gordos y numerosos, tales como el separatismo, el eterno enfrentamiento entre las dos españas, que no cambia, ni cambiará jamás a este jodido paso, especialmente por culpa de los partidos cuyo único fin es imponer tesis políticas, que no realidades socioeconómicas que hagan más feliz al pueblo que dicen, unos y otros, ser soberano. Y de todo este conglomerado de problemas, al que ayer el presidente del Gobierno, el ¡presidente!, tuvo el criminal acierto de añadir uno nuevo, al ofender a las Fuerzas de Seguridad -Guardia Civil y Policía Armada- con una frase que, supongo, quería ser socialísticamente, o peseoísticamente, graciosa, o ¡va?ya usted a saber qué!, y que quedó en un insulto estúpido, falaz, grosero y, ante todo, inmerecido. ¡Luego nos quejamos cuando pasan las cosas! 
Y queda un tema que he dejado para estas líneas finales, de modo y manera que no quede ni mezclado con otros, ni oculto bajo la porquería general, ni cosa que se le pueda parecer. Porque es muy serio y, de decidir tratarlo como andan ya pregonándolo los técnicos y políticos especialistas del rojerío andante, puede originarse una revolución geriátrica que mandase a los que dicen defender al mundo del trabajo a las catacumbas del Kremlin, que es donde muchos merecerían estar. No sé, en verdad, qué tenemos que hacer los pensionistas españoles, para que los que nos gobiernan, incluido el director del Banco de España, para que cuando tengan el atrevimiento de hablar de déficit, pensiones, recortes y demás, recuerden que los viejos de España disfrutamos de unas cantidades cuyas bases no son de Azaña, ni de Indalecio Prieto, ni de Felipe o Zapatero ni Mariano Rajoy. Las pensiones españolas de hoy hunden sus raíces en el régimen franquista, nos guste o no, y ya el llamado Fuero del Trabajo decía algo al respecto. Y como tal, los pensionistas españoles de hoy no cobramos a capricho de nadie, sino con pensiones que tienen más años que, por ejemplo, CCOO. E, ¡insisto!, constituidas por el dinero que los pensionistas hemos adelantado, ¡adelantado!, a los Gobiernos de turno, ya fuesen rojos, azules o tostaos. Si dentro de X años, o de X más diez, Hacienda necesitase más dinero, que lo necesitará, que lo ¡busque! Nosotros, que tampoco somos tontos, ya hemos adelantado serias cantidades al Erario Público. Y si no, formemos una comisión honesta, sin sueldos, por supuesto, y les diremos de dónde recortar y hasta lograr que les sobre.