La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha lanzó, hace siete meses, la marca de garantía Campo y Alma con la que buscaba facilitar al consumidor la identificación de productos de la región sujetos a una Denominación de Origen Protegida (DOP) o una Indicación Geográfica Protegida (IGP). Desde entonces, a esta marca de calidad, que partió de cero, se han sumado ya 200 empresas de la región, de las que 62 son de la provincia de Ciudad Real, lo que significa más del 30 por ciento, casi una de cada tres. Unos datos  que la directora general de Alimentación, Elena Escobar, calificó de «muy satisfactorios» y confió en que sean muchas más las empresas que se sumen a esta marca de garantía en ñas próximas fechas.

En relación a los operadores que hasta el momento se han acogido a la marca, Escobar desglosa por sectores y señala que las bodegas, con un total de 80, se posicionan en primer lugar, lo que refleja  «el peso tan importante que tiene el sector vitivinícola». Tras las bodegas, otro de los sectores que más han demandado su adhesión ha sido el aceite de oliva junto con los operadores del queso manchego.    

La directora general de Alimentación, Elena Escobar, en declaraciones a La Tribuna, insiste en señalar que Campo y Alma es una marca de garantía que «identifica a los productos con DOP e IGP», por lo que se trata de una «marca paraguas para todos los alimentos que producimos en nuestra región». En este sentido, recuerda que Castilla-La Mancha cuenta con 28 denominaciones de origen y siete indicaciones geográficas protegidas. En total, 35 figuras de calidad. «Castilla-La Mancha es la despensa más grande del mundo» con toda una diversidad de productos como vino, aceite, queso, azafrán, miel, ajo morado, cordero manchego, berenjena, mazapán, melón y pan de cruz. Un sector agroalimentario «muy potente y con un peso muy importante en la economía regional», ya que representa el 17% del Producto Interior Bruto (PIB). «Somos una región muy importante en producción y en exportación de productos agroalimentarios».

Con estos datos sobre la  mesa, el Gobierno regional centra sus esfuerzos en impulsar el sector agroalimentario.  Para eso, «la Junta ha creado esta marca con la que llegar al consumidor más fácilmente e identificar nuestros productos de calidad de forma sencilla. Ya podemos ver muchos productos con la marca Campo y Alma en los envases».  

Una marca que a pesar de su corta trayectoria ya tiene un futuro «bastante prometedor». Y a ello no solo ha contribuido la gran apuesta que el Gobierno regional y las empresas han depositado en esta marca sino también la «importante» campaña de promoción con que la Junta de Comunidades Castilla-La Mancha ha querido custodiar este nuevo etiquetado que ha dado el pistoletazo de salida con una campaña promocional por valor de 600.000 euros. El objetivo, que Campo y Alma esté presente en los centros comerciales, en las cadenas de distribución, en los pequeños comercios y en espacios concurridos como los metros de Madrid, Barcelona o Valencia. En este sentido, Escobar señala que desde el Ejecutivo autonómico se seguirá trabajando de forma «constante», como se está haciendo hasta ahora, «en beneficio de nuestro sector agroalimentario».

Campo y Alma, dos palabras que definen lo que es Castilla-La Mancha: el campo, con una comunidad rural, con el agroalimentario como sector motor de la economía y el mundo rural con las raíces de la tierra; y, por otro lado, el alma de la esencia como región. Una marca se puede solicitar por todos los operadores que dispongan de certificado para productos con alguna de las 28 Denominaciones de Origen o las siete Indicaciones Geográficas Protegidas de Castilla-La Mancha. Los operadores que voluntariamente deseen utilizar esta marca deberán solicitarlo telemáticamente a la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, rellenando la solicitud disponible en  https://metaoficina.jccm.es/metaoficina/mostrarRecursosOL.action?model.codSiaci=LO4 .Al respecto, la directora general de Alimentación de Castilla-La Mancha subraya que el plazo desde que se presenta la autorización hasta que se da el visto bueno es de menos de una semana, lo que refleja «la facilidad del trámite» y el empeño del Gobierno regional por reducir   al máximo el tiempo de la tramitación documental.