Tristeza y estupor en Viso

N. S.
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Viso del Marqués vive conmocionado lo ocurrido el sábado a Paquita Jirona Camacho, de 56 años, que falleció en el acto mientras esperaba frente a la iglesia de la Asunción la salida de la procesión del patrón

Tristeza y estupor en Viso - Foto: Pablo Lorente

Sobre el suelo empedrado, en el mismo lugar donde Paquita Jirona Camacho se dejó la vida el sábado, tras impactar contra su rostro un cohete, hay ahora un ramo de flores blancas, a la sombra del muro, en su memoria. A la entrada de la plaza Pradillo, frente a la portada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, esta vecina de Viso del Marqués, de 56 años, esperaba como tantos paisanos para ver salir en procesión a San Cristóbal. Tras una larga noche de luto y conmoción,  ayer  en el pueblo, en los rostros de la gente, había mucha tristeza y estupor por lo ocurrido, por un accidente que dejó los ánimos helados.

«Sales con toda tu ilusión a la calle en un día de fiesta y te ocurre algo así, es muy triste, es que es increíble». Gloria, compañera de trabajo en el Ayuntamiento de la víctima no daba ayer crédito. «La última vez que hablé con ella fue el pasado lunes, muy cerca de ahí donde ocurrió todo, para entregarle la escoba y el resto de cosas y explicarle la ruta que tenía que hacer, que era la mía. Todavía no me lo creo». Paquita acababa de empezar hacía una semana a trabajar como operaria municipal de limpieza en las calles, donde ya había coincidido más veces con Gloria. 

«Se suspendió la procesión y todos los actos, hubo un buen revuelo porque claro había muchísima gente en la plaza cuando ocurrió el accidente», comentaba en un banco en la plaza un grupo de vecinos de la localidad, todavía sobrecogidos por lo ocurrido. «Fue un momento muy dramático porque son cosas que no te esperas, son accidentes que no deberían pasar nunca, era muy joven, es una pena», decía Ángel mirando hacia el lugar donde pasó todo.

Eran las 20.30 horas del sábado y decenas de personas esperaban la salida de la procesión de San Cristóbal por las calles del municipio en fiestas estos días y cuyos actos se han suspendido en señal de luto oficial.  Paquita, que tiene dos hijos, se encontraba entre el público frente a la iglesia, cuando uno de los cohetes voladores, descontrolado, de los que se suelen lanzar para avisar del inicio de un acto religioso, impactó contra ella causándole la muerte en el acto. El pueblo enmudeció y  los motores que acompañan cada año en la procesión al patrón de los conductores se apagaron con la vida de Paquita. 

En el mercado municipal, a unos metros de la parroquia, ayer había sólo un par de puestos abiertos, uno era el de Pilar, que recordaba con cariño a la mujer fallecida. «He ido al tanatorio pero todavía no estaba la familia para darles el pésame, era un poco más joven que yo y estas cosas te hacen pensar mucho».

Hoy, a las 10.00 horas, en el mismo lugar donde perdió su vida tendrá lugar la eucaristía por su defunción, en la parroquia donde esperaba ver salir al patrón, donde sus familiares, amigos y vecinos, alcalde y Corporación municipal, irán a despedirla. «Esto ya va a quedar en nuestra memoria para siempre, lamentablemente».