«Mi obsesión era estar en un club de verdad»

Manuel Espadas
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Entrevista a Julián Amores al cumplir un mes como nuevo presidente del BM Caserío

Julián Amores, presidente del BM Caserío. - Foto: Tomás Fernández de Moya

Hoy jueves se cumple un mes exacto desde que el nombre de Julián Amores (9 de febrero de 1979, Ciudad Real) aparecía como nuevo presidente en el acta final del proceso electoral llevado a cabo por el BM Caserío. Un mes en el que su equipo insignia ha disputado sus primeros tres partidos en la División de Honor Plata, a la que ascendía este verano, debutando también en la Copa del Rey.  

¿Cómo ha sido este primer mes como presidente del Caserío? ¿En qué le ha cambiado la vida?

Realmente, no me ha cambiado en nada. Lo único, que ahora tengo que ver los partidos desde el palco, cuando antes siempre estaba o sentado en el banquillo o de aquí para allá por el pabellón. 

Julián Amores, presidente del BM Caserío.Julián Amores, presidente del BM Caserío. - Foto: Tomás Fernández de Moya¿Y cómo lleva eso de ver un partido sentado en el palco?

La verdad es que bien. Pensaba que lo iba a llevar peor, sobre todo en el derbi contra el Alarcos, en el que se supone que tienes que estar más tranquilo, pero lo llevé bien.

Sentado en el palco junto con las autoridades. ¿Cómo son los políticos de Ciudad Real? ¿Tienen sensibilidad con el deporte?

Creo que sí. Ya los conocía porque, aunque no era presidente, he mantenido muchas reuniones de trabajo con ellos, y la verdad es que mi impresión es buena. En el Ayuntamiento quizás antes había menos sintonía, pero ahora con Toni -Antonio Gallego, concejal de Deportes- hay muy buen entendimiento. Además, ahora el reparto de subvenciones entre los clubes es más justo, sobre un presupuesto presentado, y por fin se abría a los clubes la gestión de las escuelas municipales.

¿Cree que es necesario que un gestor público en materia deportiva provenga del mundo del deporte?

Creo que es vital, porque no solo se trata del reparto de una cantidad de dinero en subvenciones, sino de saber las necesidades de los equipos, en material, instalaciones, escuelas deportivas...  ç

¿Exageran los que aseguraban que Julián Amores lleva muchos años siendo el alma del Caserío?

-Sonríe y tarda en responder- Eso no está bien decirlo de uno mismo. Me ruborizo. Digamos que he llevado el día a día del club. Ahora, con la incorporación de más gente, esas tareas se reparten, como con la llegada de Javier Arreaza en el aspecto económico. 

¿Le cuesta delegar después de tantos años al frente de casi todos los ámbitos del club?

Cada vez menos porque con la incorporación de Raúl Fernández a la presidencia llegaba un equipo de gente de confianza que antes no había.  

Empezó como delegado en 2011 y en 2016 entraba en la directiva en el peor momento del club.

La deuda acumulada por el Caserío era grande y saltaron las alarmas. La Federación no nos dejaba hacer las fichas y fue cuando nos enteramos de que la cosa estaba muy mal. Intentamos solucionar la situación para poder seguir compitiendo y dimos un paso al frente en el club, con la condición de tener libertad de gestión. En la actualidad el club está saneado en el aspecto económico.

¿Hubo riesgo real de desaparición?

Sí, y si el club no desapareció fue por una cuestión de orgullo y amor propio, y más al fijarnos en nuestro rival, el Alarcos. Quizás si no hubiera sido por esa rivalidad hubiéramos arrojado la toalla. 

Hablando del Alarcos, ¿le pregunto por una posible unificación?

Ahora mismo no se nos pasa por la cabeza a ninguno de los dos. Si se da en un futuro, será por un proceso natural. Ahora es inviable, por nuestra afición, porque estamos hablando de sentimientos. Quizás si esa unificación empezara por la base... Pero esta rivalidad es buena.

¿De qué está más orgulloso, del ascenso del primer equipo o de lo mucho que ha crecido el club en el aspecto social e institucional?

De lo segundo, aunque es vital que haya un equipo de referencia al que le vayan bien las cosas. En mis inicios, junto a Santi Urdiales, mi obsesión era estar en un club de verdad, con estructura y masa social, con jugadores de base, con padres...  

¿Se ha notado el ascenso a Plata en la asistencia de aficionados?

Bastante. No en la venta de abonos, pero sí en la asistencia de personas a los partidos, con un incremento de un 50%. Parece que hay gente que se ha enganchado. 

¿El Caserío está de moda?

El club empieza a sonar, la gente habla más del Caserío, y habla bien. Nos ponen en el mapa. Tener una buena reputación era uno de nuestros objetivos.

¿Queda muy lejos Asobal?

No es un objetivo prioritario. Para eso hay que ser pacientes, tranquilos y muy constantes. Depende de muchas cosas. Nos faltan aún dos o tres pasos que dar, pero estamos capacitados.