El 'espía' que llegó desde Venezuela

M. E.
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Luis ha encontrado una nueva vida en Ciudad Real tras huir de su país natal y lograr el permiso de residencia en España por sentencia judicial

El ciudadano venezolano trabaja en Tomelloso en una empresa de instalación de placas solares. - Foto: Rueda Villaverde

Nació en Venezuela y ahora reside en Tomelloso, donde trabaja en una empresa de instalación de placas fotovoltaicas. De lunes a viernes se recorre toda la provincia, incluso más allá, esforzándose por hacer su labor lo mejor que puede, y después regresa a casa cansado, pero satisfecho. Cansado, satisfecho y feliz. Feliz desde que a finales de año el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla-La Mancha le diera la razón y le concediera el permiso de residencia y de trabajo en España. De este modo se ponía fin y a un largo angustioso procedimiento judicial con el que lograba que la Subdelegación del Gobierno de Ciudad Real aceptara su solicitud de residencia 'por circunstancias excepcionales', después de denegársela en 2019 y de advertirle de la obligación de abandonar el país en un plazo de 15 días.

Hasta aquí podría parecer el relato de una historia más de un ciudadano extranjero que solicita residencia en España. Pero no es una más, ni mucho menos. La historia de Luis  merece ser contada para hacer justicia con todo el calvario emocional vivido en los últimos años. Según se explica en la sentencia del TSJ, en 2005 ingresó en el Servicio Bolivariano de Inteligencia de Venezuela y en 2010 se vio obligado a renunciar a su trabajo y abandonar su casa al ser perseguido y amenazado por el régimen venezolano por sus ideales políticos, que no estaban en consonancia con el pensamiento oficial.

Porque Luis, ahora instalador de placas solares, antes era 'espía'. Tras ingresar en la Academia de la Dirección General de los Servicios de Inteligencia de Venezuela, empezó a trabajar como técnico en explosivos en Caracas y después se especializó en contrainteligencia en la ciudad venezolana de Barcelona, ascendiendo a subinspector. Fue ahí, cuando trabajaba en el aeropuerto de esta localidad, cuando empezó a ser perseguido, amedrentado y amenazado, él y su familia, viéndose obligado a renunciar a su trabajo.

En 2016 logró salir de su país con destino Ecuador gracias a un trato de favor de un funcionario, aunque en 2018 regresaba a Venezuela al estar preocupado por la integridad de su familia, permaneciendo oculto en su casa. A los pocos días se vio obligado a huir otra vez, ya con destino a España, aprovechando la circunstancia de que un hermano suyo residía aquí, en la provincia de Ciudad Real, ejerciendo como sacerdote.

Pero las amenazas de muerte hacia él y su familia no cesaron, realizadas desde la distancia por sus excompañeros de trabajo y guerrillas armadas afines al régimen de Nicolás Maduro. Sabía que ya no podía regresar a Venezuela, con riesgo mortal. Por ello, solicitó el permiso de residencia en España alegando esta situación de peligro, y por fin, y no sin sufrimiento, este anhelado alivio en su situación legal llegaba. Ahora se esfuerza cada día por labrarse una nueva vida en Ciudad Real y olvidarse del calvario vivido durante más de una década en Venezuela. Seguro que echa de menos a su familia, pero celebra que haya encontrado un nuevo hogar aquí, más amable y más esperanzador.