El efecto mariposa

Hilario L. Muñoz
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El aeropuerto vive su mejor momento desde que se reabrió el pasado otoño. La compañía Galistair, que abrió este lunes el corredor sanitario, plantea traer a Ciudad Real su base

El efecto mariposa - Foto: Pablo Lorente

El vuelo de una mariposa puede provocar un huracán en el otro lado del mundo. El efecto mariposa puede servir como símil para explicar los motivos que han llevado a que el aeropuerto de Ciudad Real se haya convertido estas semanas en centro de conversaciones y en un referente para el mundo sanitario tras inaugurar el corredor sanitario con la llegada del primer avión que transportaba 15 millones de mascarillas adquiridas en China por las farmacias españolas, al que seguiría otro avión que partiría a por más material sanitario para llevarlo a Santo Domingo, en la República Dominicana. Entre medias ha habido escalas y otros vuelos que demuestran un tráfico que no se registraba en estos meses que lleva reabierta la infraestructura.

Detrás de los dos primeros vuelos, el de los farmacéuticos y el envío a Santo Domingo, se encuentra la que va a ser, si fructifican las conversaciones, la primera compañía aérea en poner su base en el aeropuerto de Ciudad Real. Se trata de Galistair, una empresa surgida hace tres años por personas procedentes del sector aeronáutico, y que se dedica principalmente a vuelos charter y a lo que se denomina ACMI, las siglas tras la que se encuentra la cesión de su flota de aviones a terceros para usarla en momentos de mucho tráfico aéreo. En este tiempo ha trabajado con compañías como TUI o Easy Jet, más de 250.000 personas han volado en sus aviones, pero con la llegada de la crisis del coronavirus y la ausencia de vuelos ha decidido reconvertir su línea de negocio hacia el cargo.

«Los planes son hacer la mayoría de vuelos posibles en los próximos días y meses», expone el presidente de Galistair, Juan José Mesía, quien avanza a La Tribuna que la instalación de la empresa en el aeropuerto implicará que tres aviones de la compañía tengan su base en Ciudad Real. Por lo tanto, cuando no estén volando para otras compañías, lo que se denomina destacados en otros países, estarán en las instalaciones ciudadrealeñas y que gestiona la empresa CRIA. Aquí, realizarán, por ejemplo, las labores de mantenimiento.

Detrás del vuelo de las mascarillas de estas semanas está, por lo tanto, la necesidad de «reinventarse» de esta compañía ante la ausencia de trabajo. La historia de esta reinvención arranca cuando la gestora del aeropuerto se pone a disposición de Galistair para que utilicen sus instalaciones. «Llegamos porque ellos nos encuentran a nosotros para ver si le podíamos hacer la carga» pero cuando los encargados de la empresa vieron el potencial de las instalaciones se plantearon que el futuro de la compañía podría estar en tierras manchegas.  «El aeropuerto está infrautilizado y se pensó para muchas más cosas pero durante mucho tiempo ha estado parado».

A partir de entonces surgió la posibilidad de realizar ese primer vuelo con destino a Guangzhou, lo que implica viajar a China, un país al que vuelan pocos aviones de pasajeros. Ramón Puigcercós, director de operaciones y piloto de la compañía, fue el encargado de solicitar todas las autorizaciones y permisos para recorrer el espacio aéreo desde Ciudad Real hasta su destino así como las escalas y mantenimiento porque es «un vuelo de 30 horas». Una ardua labor que ha implicado 24 horas de trabajo durante los últimos meses. En el avión, Puigcercós pudo vivir la sensación del momento único que atraviesa el planeta, con «la sensación de vértigo» que se siente al estar en una cabina de avión casi en silencio, sin aviones en el radar, sin luces en el cielo y sin pilotos hablando por la radio. «Es algo que te hace sentir especial o privilegiado».

El avión elegido es de pasajeros y, por este motivo, las mascarillas que llegaron a Ciudad Real estaban repartidas entre la bodega del avión y los propioa asientos que en otras ocasiones ocupaban los pasajeros,  atadas, eso sí, con una red y vigiladas por mucho más personal del necesario para evitar que hubiera algún incidente. En el vuelo se cumplieron a rajatabla los protocolos, nadie de la tripulación pisó territorio chino, permanecieron dentro de la aeronave con los equipos de protección individual.

futuro. El desembarco de Galistair en Ciudad Real se va a realizar paso a paso porque «no se puede pretender que dentro de seis meses haya 50 aviones de pasajeros» en Ciudad Real, ya que no hay mercado. No obstante, el presidente de Galistair recuerda que en Londres, Stansted, a dos horas y media de Londres, compite con Gatwick, gracias a que Ryanair tiene allí su base. «Ciudad Real irá creciendo poco a poco» y con ese incremento habrá más empleo porque «tener 18 aviones aunque sean parados son muchos puestos de trabajo» y, en este sentido, recuerda que la empresa llega, de momento con su equipo, pero en un futuro podrían ampliar plantillas así como hacer que el aeropuerto necesite nuevas contrataciones.

Hay que tener en cuenta que la intención de la compañía no es reconvertirse al cargo, su «nicho» de mercado seguirá siendo el pasaje, señala el presidente pero tendrán que adaptarse a las circunstancias y la intención es potenciar los vuelos charter o hablar con turoperadores para atraer «grupos turísticos que no tengan aerolíneas» y ofrecerles su servicio. La intención es crecer a la par que lo hace el aeropuerto de Ciudad Real. «Podemos traer nuestros aviones, con una serie de condiciones que vamos a pedir» y esto implicará que Ciudad Real también crezca para ofrecer los servicios que sean necesarios