Las tragaperras dejan la hostelería ante nuevas costumbres

Hilario L. Muñoz
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Las máquinas en bares y restaurantes bajan un 10 por ciento en tres años mientras aumentan las ubicadas en salas de juego

Las tragaperras dejan la hostelería ante nuevas costumbres

La hostelería de la provincia de Ciudad Real se va adaptando a nuevas costumbres y usos con el paso de los años. Los locales en los que se echaba la partida y que tenían una máquina recreativa han ido dejando paso a hamburgueserías, pizzerías, restaurantes o bares de tapas, sobre todo en los municipios más poblados. Se trata de unos cambios que tienen su reflejo en datos estadísticos como los que ofrece la patronal del juego y que muestran que solo en tres años una de cada diez máquinas de las que había en bares y restaurantes ha sido ‘desenchufada’. Mientras, aumentan su presencia los establecimientos de juego y las máquinas especiales, aquellas que aumentan la apuesta y permiten ganar mayores premios que las tradicionales que se pueden ver en los bares.

Las cifras aparecen en los anuarios de juego de la patronal del sector, tanto nacional como regional, y muestran una caída que viene produciéndose desde hace años y que se va amplificando con la apertura en esta década de los salones de juego. En concreto, durante el año 2018, último con datos, había 1.852 máquinas recreativas, 93 menos de las que había en 2017 y 139 menos de las que hubo en 2016. Se trata de una caída del 10,6 por ciento. Esta situación también se produce en las máquinas tradicionales que se encuentran instaladas en los salones de juego, que han pasado de 118 en 2017 a 76 en 2018. Mientras, solo esos equipos especiales, aumentan y han duplicado su número en los últimos tres años al pasar de los 108 que había en 2016 a las 214 que se contabilizan en los últimos años de los informes de la patronal del juego. A nivel provincial, contabilizando todas máquinas de juego el año 2018 se cerró con 2.142 de estos equipos, un 6,1 por ciento menos de los que hubo en 2016. El dato más antiguo que hay en las estadísticas es del año 2013, sin este nivel de desglose y en él se indica que había 2.384 de estos aparatos, una muestra de esa aceleración en la caída de las máquinas recreativas. 

El cambio de costumbres. «La hostelería no considera una pata importante del negocio como era antes el disponer de máquinas recreativas», explicó la gerente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo, Cristina Miranda. «De hecho, ahora con la proliferación de casinos y todo lo que hay en las ciudades parece que no son tan necesarias esas máquinas de bolas y de azar», indicó Miranda. A esta situación desde la organización recuerdan ese cambio de costumbres y que implica que «ya no guste estéticamente» la máquina a la hora de diseñar un negocio hostelero. 

Desde la organización añadieron una causa más a esta caída y es que «se trata de un servicio caro para el empresario y con una responsabilidad muy importante», ya que cada hostelero debe hacerse cargo del pago solidario de «todos los impuestos» que «genera una máquina». Por estos motivos, el empresario «cada vez es más reacio a ponerla» y esto es un elemento que se «ha empezado a visibilizar en los bares» como así muestran los datos de las organizaciones de juego tanto de Castilla-La Mancha como de España. 

Desde la Federación de Asociaciones de Máquinas Recreativas de Castilla-La Mancha (Famascaman) corroboraron esta idea e indicaron que «las máquinas recreativas en hostelería van cayendo por el cambio de modelo de muchos establecimientos hosteleros», dijo su secretario general, Jesús María Molina. En este sentido apuntaron que se ha pasado de los locales tradicionales, de tapas, «donde se iba a jugar la partida» a nuevos establecimientos enfocados a un público joven del tipo «pizzería, hamburguesería y comida rápida y en estos espacios la máquina no tiene interés ni cabida». En este sentido, es el cambio de establecimiento el que está conllevado este cambio de modelo en la sociedad. La situación, recuerdan desde la patronal regional, no es exclusiva de la provincia de Ciudad Real ya que en la comunidad autónoma «en los últimos 10 años hay un descenso de máquinas recreativas de unas 3.000», incluyendo la hostelería y el resto de negocios en las que se encontraban distribuidas. Se trata de «un descenso muy importante», en concreto de 2.663 máquinas menos. Unas 250 cada año. Ciudad Real es responsable de más un tercio de esa pérdida de máquinas, ya que en el año 2008 había 3.060 tragaperras en toda la provincia, 918 menos que ahora, unas 90 menos al año. 

A este aspecto desde la patronal recordaron que ha contribuido lo ocurrido en el último lustro con la apertura de los locales de juego. «Hay muchos que prefieren irse a las máquinas de las salas de juego que a las de un bar», indicaron, a la vez que apuntaron que los clientes de hostelería son distintos a los que de los salones de juego.