Decanas sobre el techo de cristal

Hilario L. Muñoz
-

Las tres encargadas de facultades en el Campus de Ciudad Real narran anécdotas y recuerdan que la igualdad llegará «por el esfuerzo» de muchas

Decanas sobre el techo de cristal - Foto: Tomás Fernández de Moya

Cuando se habla de igualdad, siempre se pone el acento en la educación como la clave para acercar las diferencias entre géneros. Se trata de un ámbito en el que la igualdad real parece más efectiva, por la importancia de las mujeres en la universidad, aunque aún hay áreas donde existen techos de cristal. Si no que se lo pregunten a Ana Rivas, la directora de la Escuela de Caminos de Ciudad Real, y la segunda directora de una escuela en 200 años de historia de esta Ingeniería. «Ahora estamos cuatro directoras en las once Escuelas de Caminos que hay en España». Lo mismo ocurre con Inmaculada Ballesteros, decana en Medicina, una profesión donde es más normal ver en puestos directivos a hombres que a mujeres. Mientras, Carmina Prado, la decana de Enfermería, recuerda que está al frente de un mundo feminizado, en el que, por ejemplo, hasta hace años apenas había profesores.  

Lo normal es que haya más mujeres que hombres y en Enfermería siempre ha sido así, pero en las ingenierías no suele ocurrir. Por ejemplo, en Caminos, es una de las escuelas de España donde hay más mujeres, un 30 por ciento aproximadamente. «Es importante tener referentes femeninos y en ingeniería faltan», apunta Rivas reflexionando sobre el papel que implica que haya una directora en unos estudios que normalmente se asocian con hombres.

«El año pasado durante la graduación, los representantes de estudiantes me dieron las gracias por ser un referente y me hizo pensar sobre ese papel: ser un espejo en el que reflejarse», indica la decana de Medicina, a quien Rivas recuerda que en ese espejo se mira ella misma al ver que «faltan referentes femeninos» y la necesidad de mostrar la ingeniería «como una opción atractiva» para las estudiantes en los colegios.

«Como mujer he reflexionado muchas veces en el problema que tenemos, los hándicaps, para asumir ciertos roles o ciertos cargos», apuntó Rivas. Mientras, Prado recuerda que en Enfermería se plantea la igualdad desde el punto de vista de la feminización del sector y las dificultades que había para la conciliación familiar y que, ahora, se están resolviendo. «Yo tengo hijas y pienso en qué ejemplo les estoy dando a ellas y a mis estudiantes», indica Ballesteros, «eso te hace ser consciente de los pasos que puedes dar, para que no vean limitaciones».

Para el cambio «es clave que las mujeres alcancemos puestos que no hayamos alcanzado», señala Rivas, quien suma la necesidad de que haya hombres corresponsables, porque parece que, al final, «la mujer es la que tiene la carga familiar» y es necesario que la conciliación se asuma por todos. Esto, reflexionan, se ve en la escuela, donde antes los hombres pasaban mucho tiempo en los centros y ahora los profesores jóvenes tienen una mayor responsabilidad en el hogar.

«Va a caer el techo de cristal y está cayendo», aunque apuntan a una tendencia a equilibrarse la paridad, pero quizás una ayuda extra, como los puntos en proyectos por el cuidado familiar, marcan esa mejora del ámbito de la igualdad. Para Ballesteros es fundamental para alcanzar la igualdad aportar «cualidades» a la educación femenina que faciliten la labor de dirección. «Se nos ha enseñado a ser discretas, a no dar guerras, a ser dóciles», comenta la decana de Medicina, y «para ser directora hay que saber decir que 'no'», concluye la frase la de Enfermería y  reconocen que muchas veces no se valora el papel de la gestión que implica estar al frente de una Escuela. «Cuando llegué a la Escuela, hace casi 20 años, no era fácil imaginar que hubiera una mujer en la dirección», señala la de Caminos.  

El cambio, recuerda Rivas, se nota en su ámbito, donde tras 200 años llegó la primera decana, luego la segunda y se ha ido abriendo paso. Igual ocurre en la UCLM, donde reconocen que hay una igualdad amplia en la dirección, en los vicerrectorados o con la primera mujer al frente de la gerencia. Esto, en opinión de las decanas, no implica que los techos de cristal vayan a caer por su peso, cuando haya muchas catedráticas y muchas decanas caminando sobre él. «Caerá por el esfuerzo tremendo de las mujeres, porque aunque haya conciliación o corresponsabilidad, porque el esfuerzo que tenemos que hacer las mujeres siempre es mayor para llegar a esos puestos», resume Rivas.

Como recordatorio de que aún queda camino por recorrer en ese techo de cristal, las decanas indican que aún hay reuniones en las que se les dice «guapas» o «qué elegante vienes» a una reunión académica. «Tenemos que celebrar el avance que hemos tenido, pero aún queda mucho recorrido que hacer», indica Prado desde su experiencia.