Estamos ya en junio. Muchos habrán hecho la declaración de la renta. Otros estaremos en trance de hacerla. Hay un punto que siempre suscita polémica, pero se trata de libertad, de respeto y de democracia. Me refiero a la posibilidad de marcar la X en la Iglesia o en Otros Fines de Interés Social en la declaración de la renta. 
Lo primero que hay que saber es que se trata de algo libre y voluntario. Marca ambas casillas quien quiere. Hay varias posibilidades: se pueden marcar las dos casillas, se puede marcar solo la de la Iglesia o solo la de Otros Fines de Interés social, o pueden dejarse sin marcar las dos. Es libre y voluntario. Se puede decidir.
Si no se marca ninguna de las dos, el Estado dispone de todo el dinero con el que contribuyamos según nuestra renta y nuestros beneficios. Si marcamos alguna de las dos, el 0,7% de nuestros impuestos se destina a una u otra, a la Iglesia a Otros Fines de Interés Social, y si marcamos las dos, el porcentaje se suma. Eso es así, en todo el territorio español a excepción del País Vasco y de Navarra que tienen un régimen fiscal propio y distinto.
Personalmente, no entiendo qué problema puede haber en que yo, ciudadano de pleno derecho, tenga la oportunidad de elegir a qué fin quiero destinar un porcentaje pequeño de mis impuestos. Ojalá y hubiera más casillas porque eso nos haría, incluso, más responsables de nuestros impuestos. El Estado no tiene porqué decidir todo de nuestra vida. Tampoco el destino de lo que contribuimos.