El antiguo mercado de abastos desde la calle Borja

Rafael Cantero
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Los mercados o plazas de abastos forman parte de la historia de las ciudades; son testigos mudos de la creación de la ciudad, la han visto crecer y han envejecido a la par que lo hacía la misma ciudad.

El antiguo mercado de abastos desde la calle Borja

Con el nombre de mercado de abastos o plaza de abasto se conocía a aquellas instalaciones cerradas, y normalmente cubiertas, situadas en lugares próximos al centro de las ciudades donde existía un comercio minorista de alimentos perecederos como carnes, pescado, frutas, hortalizas y otros artículos de primera necesidad, sin olvidar a los que se dedicaban a la venta de quesos, vinos, aceites y conservas para todo tipo de gustos.

Históricamente, los mercados de abastos han sido aglutinadores de una importante actividad económica y social, pues eran los únicos emplazamientos que reunían en un lugar una oferta variada de productos alimenticios. 

Los mercados o plazas de abastos forman parte de la historia de las ciudades; son testigos mudos de la creación de la ciudad, la han visto crecer y han envejecido a la par que lo hacía la misma ciudad. En sus paredes se guardan historias y se esconde el latir de la ciudad, un mundo lleno de olores, sonidos, texturas y formas donde se intercambian no solo mercancías y productos, también chismorreos, consejos y saludos.

El antiguo mercado de abastos desde la calle BorjaEl antiguo mercado de abastos desde la calle Borja - Foto: Rueda VillaverdeEl mercado municipal de Ciudad Real o mercado de abastos, construido sobre la parcela conocida como Huerto del Pangino, propiedad del marqués de Casa Treviño, ocupaba la manzana que formaban las actuales calles Reyes, Postas, Morería y Borja. El edificio fue proyectado en 1934 por el arquitecto José Arias Rodríguez-Barba, pero las obras no se iniciaron hasta 1940. La construcción del edificio tuvo que sortear distintos contratiempos, lo que retrasó la ejecución de las obras hasta 1948. La edificación, de estilo racionalista, constaba de planta baja, entrepiso y piso, con acceso por cada una de las cuatro fachadas. La principal se abría a la calle Postas.  El mercado tenía un patio interior con acceso por la calle Borja, tal y como se observa en la fotografía antigua. El patio era el lugar donde hortelanos y comerciantes dejaban sus carros y caballerías una vez que habían descargado las mercancías. A veces, ante la falta de espacio para acoger a todos los vendedores, era frecuente que los hortelanos se instalasen sus puestos y vendiesen sus productos junto a sus carros en el patio. 

La calle Borja, que hasta la construcción del edificio del mercado era un pequeño y estrecho callejón, adquirió vida y protagonismo con el trasiego constante de comerciantes que tenían que acceder por esta calle para descargar sus mercancías.

En la década de los 70 empezó el declive de los tradicionales mercados de abastos con la aparición de los primeros supermercados y la novedad del autoservicio. En los 80, con el despegue y expansión de los hipermercados, terminaron de perder su papel hegemónico en el comercio minorista de la alimentación. Las nuevas estrategias de comercialización cambiaron el uso del espacio público por el uso de los grandes espacios privados, ya sean centros comerciales o grandes cadenas de alimentación. 

Hoy en día, Ciudad Real sigue contando con su mercado municipal, heredero de los antiguos mercados de abastos que cumplieron un importante papel histórico y sociocultural, donde la comercialización de alimentos cumplía una función vital en la sostenibilidad de la población.