Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Son las gentes europeas las que están cumpliendo

10/03/2022

La ciudad de Járkov ya no existe como tal desde ayer. Está en el esqueleto de cemento, piedra y maderas que suele ser muestra de que la barbarie humana -a veces puede ser una catástrofe natural la causa- ha pasado por encima de ella, de la ciudad, de parte de sus habitantes y, lo que es moralmente peor y destructivo, por encima de la razón. Así está Járkov desde ayer, día negro para el recuerdo de la Humanidad y especialmente para sus habitantes. Fecha esta de ayer en la que la baba, la mala baba, la baba corrosiva y destructora de un ser anormal, Vladímir Putin, sátrapa de la vieja Rusia de los zares, con mente y formación genocida, alumno aventajado para el mal, licenciado en su día por las facultades y escuelas soviéticas, dedicadas a enseñar a sus miembros y alumnos cómo destruir y cómo sojuzgar, por el terror, a todo un pueblo, a los muchos pueblos que integraban la Rusia comunista. Y en este panorama de desolación y muerte, en el que no se puede, no se debe, volcar tanta maldad sólo sobre el ser supremo que la causa y dirige, el ex agente del KGB que hoy aterroriza a sus propias gentes; a las únicas valientes y dignas, las FF. AA. ucranianas y los partisanos que las apoyan y que hoy, están intentando hacer frente a la formidable máquina de guerra rusa que, en verdad, está sufriendo más de lo razonable, para alcanzar los que parecían sus objetivos indiscutibles; y a Europa, la vieja puta, que aun hoy, con los furrieles rusos meando y más en los desconchados orinales que esconde, con vergüenza, bajo la cama, preñada la vieja de vaya usted a saber qué acontecimiento histórico, digo que no se puede buscar solo un culpable. Piensen ustedes qué sienten cuando se ve al niño regordete que controla, cómo sería hace 200 años, el cotarro de las FF. AA. coreanas del Norte; o cómo será en los casos de Venezuela, Nicaragua y Cuba, o no digamos si en quién pensamos es en la reserva Espiritual del Comunismo, China. Servidor no ve nada más que una doctrina absoluta y radicalmente fracasada, que se va muriendo poco a poco, pero a la que aún le quedan coletazos y cornadas que dar y, consecuentemente, mucho daño que hacer. 
Tras Járkov, y gracias a la aún blanda respuesta del llamado Mundo Occidental -suena a cachondeo la manera de enfrentar a la Europa libre con los dos gigantes comunistoides mundiales, la Rusia de Putin y la China de Xi Jinping- vendrá Kiev, la capital, Odessa o lo que se le ocurra al nota. Lo que está más que claro es que con menos complacencia y menos servilismo de Estado, empezando por la apabullante Grand Armé, este episodio de cerril imperialismo, no se habría gestado, ni iniciado, ni nada de nada. Pero Moscú es Moscú y la UE, ya está dicho, una vieja colipoterra. Borrell, como gran mensaje de cara a lo que viene para todos, que es peor, nos pide que ahorremos luz. Tendrá poca vergüenza el estadista