El encierro al estilo fernanduco ha regresado este martes a Fernán Caballero con motivo de las fiestas patronales en honor a San Agustín, un festejo taurino declarado de Interés Turístico Regional en 2012 y que tras dos años sin celebrarse por la pandemia, congregó a cientos de vecinos. Una fiesta que se saldó con un herido por asta de toro.

Eran las siete en punto de la tarde cuando el primer cohete anunciaba que el encierro iba a comenzar. Era el primer aviso. Un instante más tarde llegaba el segundo. Momento de prepararse. Los más valientes calentaban para dar la bienvenida a los dos astados; los más precavidos se resguardaban en las talanqueras, las vallas que sirven de defensa y protección o buscaban un lugar donde refugiarse. Segundos más tarde llegó el tercer estallido y con él los primeros gritos de la tarde que anunciaban la presencia de los astados ya en el recorrido, con forma de V y que hace peculiar a este encierro donde los corredores pueden encontrarse a un animal de frente, mientras huyen perseguidos por otro. 'Caraseria' (color negro zaino) y 'Albahaca' (castaño), de la ganadería local Víctor y Marín, fueron los invitados de honor a la fiesta y los que sembraron de carreras las calles del municipio. A la media hora de empezar el festejo, un hombre fue herido por asta de toro. Fue en la zona del bar Los Chaches, donde se acumulaban curiosos y aficionados.

Fue atendido por el equipo médico quirúrgico en el quirófano del festejo, estabilizado y derivado al hospital de Ciudad Real, donde al cierre de esta edición iba a entrar en el quirófano.

Encierro al estilo 'fernanduco' - Foto: Rueda VillaverdeJunto a los toros, la seguridad es otro de los puntos de atención de esta fiesta. La alcaldesa de la localidad, María Dolores Ortega, recordó, en declaraciones a La Tribuna, que en 2019 se reforzaron las medidas de seguridad, sobre todo la sanitaria, con un dispositivo que ayer se volvió a repetir. Así, en todos los puntos de evacuación se instaló un equipo sanitario (médico y ambulancia con enfermería) para poder «atender de manera inmediata y rápida cualquier incidente», además en el resto de calles «hay ambulancia con enfermería». «El siniestro o el hecho, por muchas medidas de seguridad y advertencias que se hagan, es inevitable, pero lo que sí se nos debe exigir a los responsables que organizamos estos festejos es que pongamos todas las medidas para que se pueda atender los más rápidamente, pues esa es la única diferencia entre la vida y la muerte», argumentó.

Vecinos y visitantes multiplican unas fiestas que viven con el encierro su punto culminante, y que este miércoles, 31 de agosto, dicen adiós hasta el próximo año.

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