José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Puertollano fotográfico

25/10/2022

Se ha convertido Puertollano en una pequeña o gran meca fotográfica. ¿La razón? Haber dado al mundo una de las grandes fotógrafas contemporáneas, Cristina García Rodero, y dedicarle un museo monográfico, en definitiva al arte fotográfico. El rosado color de la bella fachada del antiguo Consistorio de principios del XX con sus molduras blancas, color transferido a la tipografía del nombre de Cristina sobre la vertical cuadrícula gris, en brusca pero adecuada sintonía de arquitecturas, con el actual Ayuntamiento al lado, tan cerca de la Asunción, componen el decorado de una plaza amable y vecinal, empinada y que vierte, como toda la ciudad, hacia el arbolado San Gregorio, tan paseado, tan ferruginoso.
Recién cumplidos los cuatro años, tres plantas de museo para la fotografía, no solo las fotos de ella, que a juicio de más de un visitante parece como que no quisiera demasiado protagonismo, con una representación muy significativa pero corta para la gigantesca producción que atesora, y que se mantiene igual desde la inauguración, más un pequeño monitor que va pasando imágenes y una vitrina con algunos de sus libros. Aquí está su España oculta y festera, la niña de la era que parece soñar sobre el trillo, el cura del confesionario en la calle que mira a la cámara, los ritos y culturas lejanas. Sus formas de fotografiar para «desafiar al tiempo», como dice en una cita expuesta.
Deja así presencia notoria a las muestras temporales. Como la extraordinaria dedicada ahora a César Lucas, memoria gráfica de la Transición. El autor del mítico reportaje de Marisol desnuda en Interviú, 1976, ¿quién no compró y coleccionó ese número? El reportero de 18 años que sigue al comandante Che Guevara de paso por Madrid, en 1959. El autor de la foto del niño rubio del puñito a hombros de su padre, junio de 1976, en la primera gran manifestación de la Transición, madrileña calle Preciados, con unas 50.000 personas, organizada por las asociaciones de vecinos contra la carestía de la vida (¿les suena?); se exhibe la secuencia que demuestra que no estaba preparada, el encuadre en escorzo, el disparo por encima de las cabezas y la suerte que en ese instante el chavalín mirase al infinito y sonriera al pasar junto al reportero gráfico, y quedar para la historia. Como historia hacen los 160 profesionales del fotoperiodismo actualmente retratados en blanco y negro, cámaras en ristre, en la otra muestra de César Lucas, Tras el objetivo, desvelados, extraídos de entre las sombras con que esconden su mirada, y entre los que advertimos, sorpresa, al veterano Paul White, que fue el primer fotógrafo de plantilla en La Tribuna de aquella etapa.
Fotos, fotógrafos que detienen para siempre el tiempo fugaz que huye de nosotros.