Psicología clínica infantil, una especialidad que apremia

Adaya González (EFE)
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Los expertos urgen la creación de esta figura médica ante el auge de trastornos mentales en los niños y adolescentes, más aún cuando la terapia constituye la primera opción de tratamiento frente al farmacológico

Los especialistas aseguran que los más pequeños también están sobremedicados. - Foto: Imagen de Freepik

Los ecos de la pandemia continúan teniendo efecto en la salud mental, de ahí que sea necesario escuchar las necesidades que dejó aquella complicada situación que hoy parece estar superada. Por eso, mientras los psiquiatras tienen ya una especialidad Infantil y de la Adolescencia, no sucede lo mismo con los psicólogos clínicos, que urgen más que nunca su creación ante el auge de trastornos mentales en niños y adolescentes, más aún cuando la terapia constituye la primera opción de tratamiento frente al farmacológico. Para ello, necesitan el apoyo de siete comunidades, que ya está recabando la Sociedad Española de Psicología Clínica (Anpir) y, de momento, se lo han trasladado por escrito Cataluña y Murcia, y verbalmente Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana, que les han pedido que especifiquen lo que necesitan para cursar la solicitud de creación de especialidad al Ministerio de Sanidad.

Galicia se ha mostrado «receptiva» a estudiarlo, mientras que Navarra y Baleares esperarán a que el Ministerio tome la iniciativa. Este mes, el País Vasco abordará la cuestión con la asociación y del resto, o no han tenido respuesta o solo han recibido un acuse de recibo, explica Gloria Bellido, coordinadora de la sección de Infancia y Adolescencia de esta sociedad.

En España trabajan aproximadamente 2.800 psicólogos clínicos en el sistema público, menos de la mitad de los que deberían ser, en cálculos de Anpir. La ratio es de cerca de seis profesionales por cada 100.000 habitantes, muy alejada de la recomendación internacional, que asciende a 20. Estas cifras hacen que los tiempos medios de espera para una consulta sean de hasta tres meses, lo cual explica en parte que España encabece las listas mundiales en el consumo de psicofármacos, que sigue al alza.

De enero a septiembre de 2022, los médicos recetaron 51,9 millones de envases de antidepresivos y 58,9 millones de cajas de ansiolíticos con cargo al SNS, un 6,9 por ciento y un 0,35 más que en el mismo período del año anterior, según datos de Sanidad. Las dosis diarias por habitante y día ascendieron así a 97 en el primer caso y 58 en el segundo.

La primera opción

Niños y adolescentes no escapan a esta realidad: «Toman más medicación en términos de tratamiento de salud mental de la que probablemente deberían», advierte el presidente de Anpir, Javier Prado Abril. Este experto pone el foco en otro hecho, y es el incremento exponencial de los diagnósticos y tratamientos farmacológicos para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), de los que las dosis por habitante y día en los últimos años se ha multiplicado por dos -especialmente a base de metilfenidato- para el 20 en población de cinco a 19 años.

Las causas de la posible sobremedicalización en esta población están en las «dificultades para la conciliación de los padres, las que tienen los profesores para hacer su trabajo con un aulas progresivamente más abarrotadas y cada vez más desvestidos de autoridad y de capacidad para poner orden y una Sanidad que no tiene tiempo ni recursos para escuchar a un niño o para atenderle», argumenta.

En ello coincide su compañera: ante la falta de tiempo y recursos y la saturación de los servicios, muchas veces se opta por la solución «más fácil», la pastilla, cuando lo que recomienda cualquier guía clínica como primera opción de tratamiento para la mayor parte de los trastornos mentales de la población infantojuvenil es la terapia.

Todo ello en un contexto en el que los más jóvenes son los que más afectados han visto su salud mental con la pandemia: la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) ha atendido en los últimos 10 años 9.637 casos de conductas suicidas de niños y adolescentes. Casi un tercio (3.097) ya habían iniciado la tentativa, según un reciente estudio de esta organización, que ha detectado solo en los tres años de la COVID-19 (2020-2022) hasta 1.949 intentos.

Otra investigación conjunta de Unicef España y la Universidad de Santiago sobre 40.000 adolescentes alertó de que el 15 por ciento de los jóvenes españoles tiene síntomas de depresión «graves o moderadamente graves» y que un 10,8 por ciento ha tenido ideas suicidas.

La recientemente aprobada Estrategia de Salud Mental del SNS 2022-2026 dedica un capítulo a la infantojuvenil, en el que destaca la importancia de «abordar, de forma precoz» este tipo de problemas desde la etapa de infancia y adolescencia, ya que el 70 por ciento de los trastornos mentales, en general», se inician en esta fase.

«Para conseguir este objetivo es importante contar con profesionales con formación específica en este campo y que puedan dar una intervención de calidad», profesionales que deben formar parte de «equipos multidisciplinares con cualificación específica en las etapas de la infancia y la adolescencia».