Editorial

La COP27, otra oportunidad para afrontar el gran reto del planeta

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Ha comenzado en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij un nuevo encuentro de los denominados COP –en esta ocasión la edición 27–, que se prolongará hasta el día 18 de los corrientes con presencia de buena parte de los líderes mundiales.

Surge, en medio de una crisis energética sin precedentes marcada por la guerra de Ucrania, una nueva oportunidad para hacer frente al gran reto al que nos tiene sometido el planeta: el cambio climático. Por las experiencias anteriores, no parece que se vayan a extraer grandes conclusiones ni decisiones que condicionen las acciones que mejoren la situación climática mundial. 

En el año 2015 se firmó el Acuerdo de París contra el cambio climático en la cumbre que tuvo lugar en la capital francesa. Este pacto marcaba como objetivo que el calentamiento medio del planeta no superara los dos grados Celsius, y en la medida de lo posible, los 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. La realidad es que el planeta está en un calentamiento de 1,1 grados, lo que no augura buenos resultados de las políticas llevadas a cabo. Aunque, por otro lado, era lo que se podía esperar de un pacto con ausencia de grandes líderes mundiales, que vuelven a esquivar su presencia en la reunión de Egipto.

Buscando analogías, el mundo dio una oportunidad a la ciencia tras el inicio de la pandemia por el coronavirus. Y ésta ha respondido con buena nota, hasta el punto de haber contenido los gravísimos efectos que el virus provocaba hace dos años y medio.

Hay que volver a dar una oportunidad a la ciencia, que se desgañita por alertar a la población de todo el mundo de la grave situación a la que nos estamos enfrentando, y que advierte como va a condicionar la vida de las generaciones futuras. La transición ecológica, más allá del que sea un nombre que se ha dado a organizaciones y ministerios, es el reto de este tiempo, y cuantos más pactos haya vinculados a este asunto, mejor.

No hay dudas de que la climatología está cambiando, y de que la población percibe con más intensidad los efectos dañinos del cambio climático. Cada vez se producen eventos más extremos, como las fuertes lluvias torrenciales, episodios críticos de nieve, a la vez que sequías u olas de calor exageradas. Esta es la realidad de la que venían advirtiendo los científicos. Negarla es una irresponsabilidad.

La transición ecológica es el reto –y no se combate con la necedad que algunos demuestran atacando obras de arte de todo el mundo–, pero también se ha de ser consciente de que no se pueda llevar a cabo de la noche a la mañana. Este es un asunto sobre el que hay que actuar de forma transversal y desde todos los estamentos: la clase política y la opinión pública de todo el mundo, porque el problema climático genera y provocará una crisis económica de mayor magnitud.