Mucho más que palabras

M. E.
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Las entidades que trabajan para las personas con discapacidad en Ciudad Real esperan con impaciencia y satisfacción la inminente desaparición del adjetivo 'disminuido' de la Constitución Española

Entrenamiento del BSR Puertollano, equipo de baloncesto en silla de ruedas. - Foto: Tomás Fernández de Moya

Ni disminuidos ni minusválidos ni discapacitados ni diversidad funcional. Ante todo, la persona, y después, su condición física o intelectual. Los colectivos que trabajan por y para las personas con discapacidad en Ciudad Real aplauden la inminente reforma del artículo 49 de la Constitución Española, con la que, entre otros aspectos, se pretende actualizar un lenguaje que había quedado totalmente obsoleto desde hace años, y especialmente desde que en 2006 se aprobara la Convención Internacional de Derechos para las Personas con Discapacidad. Ahora, años después y tras varios intentos, el Gobierno y el PP parecen haber llegado a un entente para aprobar por unanimidad la modificación del texto de ese artículo de la Carta Magna, en la que se hace referencia a este colectivo como 'disminuidos'.  

Recientemente, la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) publicó un manual de lenguaje inclusivo en el que se alertaba del uso de términos que pueden resultar despectivos para este grupo de personas, y también que pueden rayar en lo eufemístico, intentando suavizar de manera poco natural lo que no deja de ser una realidad. Por ello, se invitaba a «llamar las cosas por su nombre», sin caer en el desprecio, en la ofensa o en atenuar de un modo artificial y forzado, acordando la denominación de 'personas con discapacidad' como la más correcta y lógica, y aclarando que estas personas no son 'víctimas' de sus discapacidades, y que éstas ni se sufren ni se padecen, simplemente se tienen.

Eloy Sánchez de la Nieta, al frente de Oretania Ciudad Real, cree que es vital que sean las instituciones como las que forman la clase política las que «den ejemplo» a la hora de avanzar en la utilización del lenguaje, para «definir a las personas y a su situación». Recuerda la evolución que ha habido desde no hace tantos años, «en la que se nos ha llamado de mil formas, muchas ofensivas», cuando se empezó hablando de 'subnormales', pasando por 'incapacitados', 'discapacitados' o 'personas con diversidad funcional'. Incluso, pone el ejemplo de la palabra 'inutilidad', que aún hoy se sigue empleando de manera oficial para describir a los miembros del ejército inactivos. «Hay que llamar a las cosas por su nombre», resume Sánchez de la Nieta, que reconoce que «hay luchas más importantes» que afectan a este colectivo, pero el aspecto del lenguaje no es baladí.

Alfonso Gutiérrez, gerente de Laborvalía, entidad impulsada por la Diputación Provincial y la Junta de Comunidades que trabaja para favorecer el desarrollo de la persona con discapacidad como individuo y miembro activo de la comunidad, pone el énfasis en la utilización del concepto 'persona', anteponiéndolo a todo. Por ello, califica como «un logro» que por fin la Constitución Española vaya a ser actualizada en su artículo 49, al tratarse de «el marco jurídico que nos ampara a todos». Además, ahonda en que la correcta denominación del colectivo de personas con discapacidad será un paso «muy positivo a nivel social para que la gente vea la discapacidad desde un punto de vista de capacidad y de talento, más allá del concepto asistencial de necesidad de estas personas, que es justo lo que desde nuestro colectivo queremos transmitir».    

un lenguaje frustrante. Otra de las entidades que lleva muchos años trabajando para la normalización de las personas con discapacidad es la Asociación Lantana. Su presidente, Antonio Cifuentes, cree que la futura modificación del texto de la Constitución es «un paso fundamental» en el camino hacia la normalización de este colectivo y de su imagen ante la sociedad. Reconoce que durante todo este tiempo ha sido «frustrante» escuchar definiciones como 'disminuidos', 'minusválidos' o 'subnormales', términos que rozan el «insulto» hacia unas personas que «tenemos sentimientos y corazón, y somos unos vecinos más». En este sentido, destaca que durante las visitas que su organización está realizando a los colegios para educar a los más pequeños a la hora de conocer y relacionarse con las personas con discapacidad, «ellos muestran más sensibilidad y menos barreras» que los mayores. Por ello, celebra que «la carta que nos define a todos los españoles» vaya a corregir su denominación oficial. Porque primero es la persona, y después, todo lo demás. Porque el lenguaje, aquí, es mucho más que palabras.