El efecto de las grandes fincas en el medio rural

A. Criado
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Alejados de los focos mediáticos que iluminan a sus distinguidos propietarios e invitados, cientos de ciudadrealeños de la España vaciada acuden cada día a trabajar a estas tierras.

Finca La Garganta. - Foto: Rueda Villaverde

Retuerta del Bullaque, una pequeña localidad ciudadrealeña de apenas un millar de habitantes, perdió hace unos días a uno de sus vecinos de adopción más ilustres. Alfonso Cortina, expresidente de Repsol y de la inmobiliaria Colonial, falleció a los 76 años víctima del coronavirus. El empresario poseía en este extenso término municipal una finca llamada Vallegarcía, con bodega incluida, donde pasó sus últimos días antes de ser trasladado al hospital de Toledo.

La pérdida de Alberto Cortina, confinado en su finca por la declaración del estado de alarma, ha dejado un gran pesar entre los vecinos de Retuerta del Bullaque, localidad a la que su familia estaba «muy vinculada», tal y como reconoce su alcalde, Miguel Ángel Villa. También ha provocado cierta incertidumbre por el futuro de las decenas de puestos de trabajo que genera Vallegarcía en los sectores agrario y cinegético. «Esperemos que todo siga igual», apostilla el regidor.

Y es que más allá del trasfondo social y sensacionalista de las grandes cacerías de las que se hacen eco algunos medios de comunicación, las grandes fincas generan mucho empleo y riqueza en el territorio. En la de Alberto Cortina, según el propio alcalde, 40 puestos de trabajo directos más otros tantos eventuales durante la vendimia y la campaña de caza.

El presidente de la Federación de Propietarios Rurales, Productores de Caza y Conservadores del Medio Natural (Aproca), Luis Fernando Villanueva, estima que hay alrededor de 400 fincas en toda Castilla-La Mancha y que, al igual que Alberto Cortina, algunos de sus propietarios -no quiso revelar sus nombres- se vieron sorprendidos por la declaración del estado de alarma y están pasando allí estos días de confinamiento. Explica que en estas fincas «no hay ahora mismo actividad cinegética, al no ser considerada esencial, pero sí agrícola, ganadera y forestal, además de la gestión propia de los cotos».

Sólo en Retuerta del Bullaque hay 34 fincas repartidas a lo largo y ancho de sus 650 kilómetros cuadrados de superficie. Otro de sus vecinos ilustres es Juan Miguel Villar Mir, propietario de La Salceda, finca de 2.800 hectáreas que perteneció a Mario Conde hasta 2004, y La Dehesa del Carrizal, destinada a la elaboración de vinos. «Entre las dos suman alrededor de 80 puestos de trabajo vinculados con la agricultura, la ganadería, la caza y la bodega», subraya Miguel Ángel Villa para apuntar que «el empresario madrileño y su familia acuden todos los domingos a misa cuando están en el pueblo».

También se encuentra en Retuerta del Bullaque La Toledana, finca dedicada a las explotaciones agrícolas y cinegéticas de la que era propietario Carlos de Borbón dos Sicilias, duque de Calabria, fallecido en 2015. Y a no muchos kilómetros de allí, en el término de Navas de Estena, en el entorno de Cabañeros, Las Cuevas, propiedad de Alberto Cortina, hermano del expresidente de Repsol. El alcalde de esta localidad, Isidro Corsino, asegura que la relación del Ayuntamiento con el dueño de esta finca es «cordial», al tiempo que destaca su importancia para el pueblo desde el punto de vista laboral. «Da trabajo a 10 o 12 personas y sólo tenemos unas 50 dadas de alta en la Seguridad Social», enfatiza.

Lo mismo ocurre en Luciana. La familia Botín cuenta con dos grandes fincas en este municipio, El Castaño y Santa María, que dan empleo, sobre todo, en la época de caza, a muchos vecinos del pueblo y de otras localidades próximas como Piedrabuena y Puebla de Don Rodrigo. Así lo subraya el alcalde, Dionisio Vicente, que agrega que la relación del Ayuntamiento con sus propietarios es «meramente administrativa». El Crespo, en Fuenllana, de José Manuel Landaluce, y El Lobillo, en Alhambra, del empresario Juan Abelló, son otras de las grandes fincas que se extienden por el vasto territorio ciudadrealeño. Pero sobre todas ellas destaca La Garganta, la finca más grande de España, a caballo entre Ciudad Real y Córdoba, con 15.000 hectáreas de extensión y alrededor de medio centenar de puestos de trabajo fijos. Propiedad del grupo Grosvenor, del duque de Westminster, es conocida porque miembros de la realeza y aristocracia europea disfrutan todos los años de jornadas de caza, pero también por mantener la población de lince ibérico más numerosa de España.