Cautela y respeto ante el tercer curso del Covid

Hilario L. Muñoz
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Los centros abren sus puertas con la confianza de que los protocolos del pasado año funcionen igual y el temor a que la relajación del verano pase factura a la hora de evitar contagios en el aula

La ordenanza del Maestre de Calatrava Mari Mar Madrid mide la distancia entre mesas en el centro. - Foto: Tomás Fernández de Moya

El curso 2019-20 se vio truncado en marzo por el cierre de colegios y las aulas que trajo el coronavirus. El de 2020-21 fue el de la incertidumbre, nadie podría prever lo que iba a ocurrir cuando los estudiantes volvieran al aula. Se inventaron protocolos, los centros se llenaron de flechas y las familias aprendieron nuevos términos como grupo de convivencia o la semipresencialidad, que en algunos cursos de la ESO implicó que la mitad de los estudiantes se quedaran cada día en su casa. El curso 2021, el que comenzó ayer para los profesores con la apertura de centro, es el de la vuelta a la presencialidad total, esa es la orden desde la Consejería, y que arranca sabiendo que los protocolos funcionan, que si hay ventilación cruzada, gel hidroalcohólico y mascarilla, no tiene por qué haber grandes contagios. El problema es recuperar todos los límites tras la vacunación de todos los estudiantes de los IES y el proceso paulatino de relajación que se ha vivido este verano, entre adultos y menores. El mayor cambio del curso se verá al final, con la aplicación de la Lomloe, en cuanto a las promociones.

«El trabajo de cara a este curso ha sido menor porque ya lo teníamos todo preparado del pasado curso», explicó la directora del IES Maestre de Calatrava, María del Mar Cámara. La única novedad es que ante «la posibilidad de reducir la distancia de 1,50 a 1,20 metros» se han remodelado «algunas clases y algunos grupos». El IES Maestre de Calatrava es uno de los centros con más estudiantes de la provincia y este año apostará, como todos los centros, por la presencialidad total, como ya se hizo el año pasado, con todos los cursos, incluida la FP.  Para ello es necesario concluir las inscripciones para ver si no se han formado grupos excesivamente grandes.

El resumen en el Maestre de Calatrava es que «la organización estaba hecha» tras el trabajo que se hizo el año pasado con «las mascarillas y la ventilación cruzada, aunque implique pasar frío porque es lo que nos ha salvado de los contagios en los centros». Esa salvación llega tras un inicio del curso pasado en el que hubo «miedo e incertidumbre» ante el virus. En este sentido, el miedo deja paso a la cautela, porque la inmunidad de la vacuna no evita el contagio. «Espero que los chicos sepan que la relajación debe ser relativa y es necesario cumplir con todas las medidas de seguridad». Esto implica que la mascarilla sea obligatoria en todo el centro, lo que incluye el patio.

Colegios

En los colegios no existen cambios respecto al año pasado. No hay estudiantes vacunados y la posible relajación que puede traer el pinchazo no existe. Aquí se mantienen los grupos de convivencia estables del año pasado, lo que implica «interactuar solo entre los estudiantes», como explicó el director del CEIP Santo Tomás de Villanueva, Enrique Alabau. «Se afronta el curso con las mismas expectativas, pero sin la incertidumbre con la que empezó el año pasado», explicó el profesor. «La experiencia del año pasado nos ha llevado a normalizar la situación: los protocolos están establecidos, aunque hay que actualizarlo con arreglo a las instrucciones de la Consejería, así como la señalización y organización en las aulas». De hecho, los centros tienen todas las marcas del pasado año: flechas rojas de salida y verdes de entrada, líneas de separación o ‘x’ para marcar dónde no se pueden sentar los alumnos. Igualmente hay carteles para recordar la obligatoriedad de la mascarilla, el lavado de manos y el uso del gel hidroalcohólico. «Eso el año pasado fue tremendo, pero al final todo salió muy bien y este año, ya lo tenemos ganado».

Desde el CEIP explican que hay algunos cambios porque los grupos estables se permiten hasta cuarto de primaria, antes era hasta segundo, lo que permite relajar distancias en tercero y cuarto, y mantener las normas del metro y medio entre estudiantes en quinto y sexto de Primaria. Alabau recuerda que la clave del año pasado fue llevar los protocolos «a rajatabla», lo que hizo que hubiera una incidencia muy baja, que se espera se mantenga el próximo año. La clave será «la actitud y la responsabilidad» de las familias porque los protocolos son una ayuda para evitar contagios.