Emocionar mediante la música clásica en los pueblos más bonitos

Redacción
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Albarracín, Atienza y Sepúlveda han sido testigos del potencial de las notas musicales para conectar y romper barreras y de la iniciativa de Telefónica y la Escuela Reina Sofía de acercar obras de primer nivel a los municipios más bellos de España

Cada una de las personas que habitan el planeta coincide a lo largo de su vida con miles de personas. Cuando el ser humano hace referencia a coincidir con otro, lo hace pensando en la acción de conectar. Porque establecer conexiones con la gente que le rodea o con su entorno es un aspecto esencial de su vida. Algo que va más allá. Es la música la que ofrece la posibilidad de sentir diferentes emociones, mientras las personas conectan con quien les rodea. Pero, sobre todo, mientras conectan con ellos mismos.

Cada nota musical es capaz de romper barreras. En España hay numerosos pueblos que, por localización geográfica, mala conexión con el transporte, etc., no ofrecen la posibilidad de vivir un concierto en directo de música clásica a sus habitantes. Desde la Escuela Superior de Música Reina Sofía conocen el poder de conectar a través de la música. Razón por la que quieren que todo el mundo pueda vivirla en su propia piel.

Telefónica y la Escuela Reina Sofía se han unido para llevar a cabo el Ciclo Rincones Musicales, con el fin de llevar la música clásica de primer nivel a localidades donde, por lo general, no llega con facilidad. Durante el ciclo han visitado algunos de los pueblos que forman parte de la Red de Pueblos Más Bonitos de España. Concretamente: Albarracín (Teruel), Atienza (Guadalajara) y Sepúlveda (Segovia). Los encargados de inundar con sus notas musicales estos tres pueblos han sido: un dúo de cuerdas y un quinteto de vientos, formados en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, que celebra su 30 aniversario.

El dúo Ravel de la Escuela Reina Sofía

Paula Mejía y Willard Carter, violinista y violonchelista, respectivamente, forman el dúo Ravel de la Escuela Reina Sofía. Ambos interpretaron durante el Ciclo Rincones Musicales, la Sonata para violín y violonchelo, M.73, de Maurice Ravel.

Ciclo Rincones Musicales en Albarracín (Teruel), dúo Ravel.

Para Willard, los conciertos que han ofrecido a la gente, de los pueblos mencionados anteriormente, los ha vivido con mucha ilusión. "Llegar con la música a personas que no están acostumbradas a acudir a conciertos de música clásica o a escuchar este tipo de música, ha sido increíble. Me hace feliz pensar que, para algunas personas, hemos podido ser los primeros músicos de música clásica que han escuchado", explica.

Este joven inglés confiesa que, su conexión con la música comenzó cuando apenas tenía cuatro años. Su hermana pequeña es autista por lo que acudía a un centro donde ayudaban a los niños con TEA a través de la música. "Cuando toco, quiero transmitir la historia y las emociones que siento a las personas que me escuchan", prosigue Willard.

La Escuela Superior de Música Reina Sofía cada año recibe a 150 alumnos de más de 45 nacionalidades diferentes. De ahí que, la multiculturalidad sea una de las características principales que definan a la Escuela. Paula comenzó su trayectoria en este centro con tan solo 15 años. Ha vivido una parte muy importante de su vida en la Escuela, donde reconoce que el cambio que ha experimentado ha sido brutal.

"Todos queremos expresarnos a nosotros mismos", menciona Paula. Siendo ese, el sueño de esta violinista: "quiero transmitir mi mensaje a quienes me escuchen y poder crear una conexión entre las personas y la historia que toco", cuenta la madrileña.

El grupo Cosan de la Escuela Reina Sofía

Junto a este dúo, tocó también el grupo Cosan de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, conformado por Larisa Cunha, flautista; Fidel Fernández, oboísta; Pablo Díaz, clarinetista; Willmer Torres, fagotista e Ignacio Sánchez, trompista. Todos ellos, interpretaron Cuadros de una exposición de Modest Músorgski.

Ciclo Rincones Musicales en Atienza (Guadalajara), grupo Cosan.

"Tocar en grupo es indispensable para cualquier músico", confiesa Fidel. Durante el confinamiento se vieron obligados a estudiar solos, teniendo que encontrar nuevas formas de conectar para poder seguir en contacto a pesar de la distancia. Larissa explica que cuando comenzaron a dar los primeros pasos dentro de este grupo, era algo nuevo para todos. "Al principio era complicado coordinar todos los sonidos", confiesa la brasileña.

Durante este tiempo han aprendido los unos de los otros. Todos están de acuerdo cuando comentan que han desarrollado su aprendizaje, compañerismo, profesionalidad, etc., "hemos cumplido un sueño", afirman todos.

La música forma parte de nuestras vidas y tiene la capacidad de transportarnos a cualquier momento. Los músicos utilizan sus letras y notas para compartir con el público sus sentimientos. Emociones que nos hacen conectar con ellos y con las personas que nos rodean.