El Portapaz de Uclés

Rafael Cantero
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Labrado en 1565, estuvo en Ciudad Real desde 1875 hasta 1937. Tras el saqueo a la Catedral durante la Guerra Civil se le perdió la pista hasta que en 1986 se recuperaron algunas de sus piezas

El portapaz es un objeto de uso litúrgico destinado al rito de la paz. Se trata de una especie de placa, ricamente adornada, con una estructura semejante a la de un pequeño altar o retablo, que en su parte posterior lleva un asa o mango para poder cogerlo con la mano. Los portapaces acostumbraban a ser piezas de valor extraordinario, realizadas en metal, oro, plata, esmalte o marfil. Los temas representados son muy variados, predominando las escenas de la vida de Cristo o de la Virgen.

A lo largo de los siglos, el estilo y la estética de los portapaces se fueron adecuando a las distintas corrientes artísticas que imperaban en cada momento. El portapaz dejó de ser un instrumento de uso a partir del Concilio Vaticano II, con la incorporación a los cultos de las nuevas formas litúrgicas.

Al erigirse canónicamente en Ciudad Real la Diócesis Priorato de las Cuatro Órdenes Militares por la bula Ad Apostolicam, de Pío IX, expedida el 18 de noviembre de 1875, la iglesia de Santa María del Prado quedó convertida en Catedral del Obispado Priorato de las cuatro Órdenes Militares. Con este motivo, el Monasterio santiaguista de Uclés donó muchos bienes de gran interés cultural a la recién constituida Iglesia Catedral de Santa María del Prado.

Entre los objetos donados se encontraba un portapaz de gran valor artístico que pertenecía a los Caballeros de la Orden de Santiago y se encontraba depositado en el Monasterio de Uclés. Se trataba de una pieza excepcional, de valor incalculable, catalogado como único en su género. Fue labrado en 1565, por el platero conquense Francisco Becerril, uno de los mejores artistas españoles de la época. Esta pieza de estilo plateresco en plata sobredorada y esmaltada servía de marco o receptáculo a un bajo relieve bizantino repujado en serpentina que tiene por asunto la resurrección de Lázaro, del siglo XI, que fue traído presumiblemente desde Constantinopla durante la época de las Cruzadas. 

En la fotografía superior puede verse el anverso de la pieza en su estado original. En ella se observa toda la elegancia y fausto del estilo plateresco. Dado el valor e importancia histórica del Portapaz de los Caballeros de Uclés fue cedido para la famosa Exposición Hispano-Francesa, celebrada en Zaragoza, de mayo a diciembre de 1908, como conmemoración del primer centenario de los Sitios de Zaragoza. Participó la Casa Real y concurrieron casi todas las provincias españolas con sus mejores obras de arte, tanto de valor histórico como en joyería, oro, plata, tapicería, etc. El Portapaz de Uclés llamó poderosamente la atención.

El Portapaz de los Caballeros de Uclés estuvo permanentemente en la Catedral de Ciudad Real desde su donación hasta 1937. Con los acontecimientos de la Guerra Civil y el saqueo de que fue objeto la Catedral de Ciudad Real, el Portapaz fue incautado junto a otras muchas piezas por la Caja de Reparaciones del Ministerio de Hacienda de la República, siendo trasladado a Valencia, donde terminó desapareciendo.

Fueron muchas las pesquisas que se realizaron para recuperar el Portapaz de Uclés, resultando todas infructuosas. Finalmente, en 1986, y gracias a los trabajos de investigación de Francisco Alía Miranda, se identificaron 14 piezas que formaban parte del Portapaz de Uclés y que estaban en posesión del que fuera director general de la Caja de Reparaciones, Amaro del Rosal, siendo devueltas a la Diócesis de Ciudad Real. Las figuras recuperadas representan imágenes de los apóstoles San Pedro, San Juan, San Pablo y Santiago, además de un medallón que ilustra la Asunción de María y otra figura del Salvador que remata el Portapaz. Del resto de figuras, así como de la placa bizantina central, no se tiene constancia de su paradero.

Actualmente, las piezas recuperadas se encuentran expuestas en el museo Diocesano, en la calle Caballeros.