Cae la compra 'online'

Patricia Vera
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Las empresas de mensajería notan descenso de paquetes de empresas a particulares, procedentes del 'e-commerce', y extreman las medidas de seguridad e higiene tanto en la recepción como en la entrega

Cae la compra ‘online’ - Foto: Tomás Fernández de Moya

La gente está comprando menos por internet durante el confinamiento que antes de que estallara la crisis del coronavirus. Esto se deduce del movimiento de las empresas de mensajería en los últimos días, que han visto reducida su actividad al recibir menos paquetes para reparto domiciliario. Es una sensación, porque aún no barajan cifras que pueda dar una idea de hasta dónde llega la debacle, si bien Juan Carlos Sánchez, de la empresa Tipsa, aventura un reducción de alrededor de un 20 o un 25 %.

Han de seguir prestando su servicio porque, como afirma Yolanda Torres, gerente de Seur, son garantes «de que no se rompa la cadena de suministro». «Hay que remar adelante para que todo el mundo pueda volver a empezar con relativa normalidad», opina, de forma que mantener el consumo es una manera de apoyar a las empresas en su lucha por la supervivencia.

La situación genera un debate lleno de matices: por un lado, los que piensan que se ha de seguir consumiendo con toda la normalidad posible para mantener el nivel de vida y, de paso, aliviar la crisis por la que va a pasar, casi con total seguridad, cualquier empresa; por otro, los que creen que pedir a domicilio una mercancía no imprescindible supone poner en riesgo a los empleados que no pueden ausentarse de sus puestos de trabajo.

Los primeros se han visto favorecidos por la oportunidad que han visto algunas empresas de subir sus ventas durante el confinamiento; así, muchos han ofrecido gastos de envío reducidos o gratuitos. «Llegan todos los días paquetes de Privalia, Zara, Amazon o El Corte Inglés», comenta Margarita Rodríguez, de GLS en Miguelturra, algo que confirma Sánchez, de Tipsa, que sigue viendo «ropa, zapatos y móviles» como principales envíos por parte de empresas a particulares. Entre particulares también se ha reducido el envío, aunque no cuantifican en qué medida. Cabe destacar que aplicaciones de intercambio ‘b2b’, como Wallapop, han suspendido temporalmente los envíos para contribuir a un menor tránsito.

Sin embargo, también hay actuaciones de primera necesidad. «Una mujer el otro día me pidió por favor que priorizara un envío de insulina, y así lo hice», comenta Rodríguez como anécdota. Medicación, higienizantes y mascarillas también son una constante estos días. Es el caso de Tipsa, que al ocuparse del reparto de fármacos ha visto compensada su cifra de negocio. «Ha aumentado pero no de forma exagerada, porque el material biológico lo traen los militares, pero nosotros llevamos medicamentos, como el paracetamol, que se ha entregado mucho», comenta Sánchez. Al igual que con el farmacéutico, otros servicios han despuntado, como el Now de Seur, disponible en grandes ciudades, y que permite tener en casa, en un plazo de una o dos horas, la compra de alimentación.

Para paliar en la medida de lo posible la segunda postura, la de la exposición al riesgo, las empresas han establecido nuevos protocolos atendiendo a las directrices de las autoridades sanitarias y al sentido común. Torres informa de que se van a poner a disposición de las empresas de transporte cinco millones de mascarillas, para que puedan seguir cumpliendo con su trabajo.

De este modo, se reciben en las naves los paquetes con todas las medidas de protección: guantes, mascarilla, geles hidroalcohólicos y separación entre empleados. Se ha reducido el horario de atención al público, algunos como Tipsa atiende a través de una verja y otros, como GLS, solo en horario intensivo de mañana. Y también se ha reorganizado el reparto.

Los repartidores van protegidos a entregar los paquetes a los destinatarios, si bien el contacto se limita al máximo: se dejan los paquetes en la puerta, se limita el pago en metálico, no se firma en los teléfonos y se utilizan dispositivos de geolocalización para garantizar la entrega. Seur, por ejemplo, informa de que el «consignatario deberá usar su propio bolígrafo para la firma en la etiqueta del envío o bien que el repartidor solicite nombre y apellido y realice él la firma en su lugar, captando la imagen con la PDA y siempre manteniendo la distancia mínima de seguridad».

Entre las limitaciones, el pago contrarreembolso, que Tipsa solo acepta en bolsa cerrada y sin vueltas, o la cancelación por parte de Seur de Pickup, la red de tiendas de conveniencia y lockers, el burofax y el telegrama. También se ha echado mano del teletrabajo en aquellos puestos en lo que es posible: administración y coordinación.