Ciudad Real, 25 años con más paro femenino que masculino

Hilario L. Muñoz
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La conciliación y la sociedad se marcan como el modo de romper la brecha que afecta a Ciudad Real desde enero de 1998

Un aula de Qualif, en la que se forman algunas mujeres desempleadas. - Foto: Rueda Villaverde

En enero de 1998 había un 'empate' entre los hombres que se encontraban en desempleo, 17.579, y las mujeres que estaban en esta situación, 17.581. Solo dos personas separaban los géneros. Desde ese mes de hace 25 años, el desempleo en la provincia de Ciudad Real ha tenido y tiene rostro de mujer. Son 25 años consecutivos en los que hay más paradas que parados en cada recuento que realiza el Servicio Público de Empleo Estatal.

Desde 1998 hasta aquí se han dado multitud de situaciones. La brecha del desempleo femenino se formó poco a poco, esas dos mujeres que separaban los sexos en enero de 1998 se convirtieron en 621 en el mes de febrero y para enero de 1999 ya había 4.000 mujeres más que hombres en paro. Era la época en que había fábricas textiles en la provincia, una industria muy feminizada y que ofrecía mucho empleo en grandes y pequeños municipios.

El aumento de esa brecha no ha parado de crecer y, pese a lo que se puede pensar, la máxima diferencia entre sexos no está muy lejos. En mayo de 2021 se llegaron a contabilizar 15.544 ciudadrealeñas más en paro que hombres. Nunca fue tan grande la diferencia como lo fue durante el COVID, que incrementó esta descompensación entre el desempleo de los hombres y de las mujeres en la provincia.

Esta brecha entre sexos o «abismo» tiene un componente social en el que confluyen sindicatos y patronal cuando se les consulta y apuntan ambos a la necesidad de trabajar unidos, la sociedad y la empresa, para revertir este cuarto de siglo de desempleo femenino.

«Es un tema social más que de empresa», comenta el presidente de Fecir, Carlos Marín. El máximo responsable de los empresarios de la provincia indica que «muchas veces se culpa a la empresa, pero hay una situación derivada de la sociedad en general, del reparto de tareas que se hacen, por una parte, y, por otra, de una decisión meditada, de muchas mujeres que «cuando toman la decisión de tener hijos o de cuidar a su familia, abandonan su profesión por desgracia». «No conozco ningún convenio que ponga que una mujer tenga que cobrar menos que un hombre, sería ilegal», matizó también.

Para Marín, la solución para acabar con ese desfase ya histórico entre géneros en el mercado laboral es una cuestión social. Ahí es donde se deben «repartir los costes», tanto laborales como profesionales, para cambiar estos hábitos. La clave está en que esos cambios, como por ejemplo la igualdad en los permisos por nacimiento, «no incidan en las empresas», así como otros aspectos claves encaminados a la conciliación.

«Es lamentable que durante tantos años haya un desfase entre los demandantes de empleo», que se ve como un reflejo de la cultura que venimos arrastrando, en la que «mujer se encarga de una forma casi directa de los cuidados, primero de los hijos y después de los ascendientes», señaló Milagros Fernández, responsable de Igualdad en el sindicato CSIF. En su opinión, además del aspecto cultural, existe una necesidad de formación para que se imparta al mismo nivel que la de los hombres, y que permita salir de esta situación en la que «hay sectores feminizados» de la economía, como la atención sociosanitaria, el cuidado o la educación. Se trata de áreas que forman parte de la conciliación, la palabra clave, en su opinión, porque es «la mujer la que se dedica al cuidado de los hijos» en la mayoría de los casos y eso lleva a «estereotipos» sociales a la hora de encontrar un trahajo.

Con esos dos aspectos del mercado laboral feminizado y la conciliación, Milagros Fernández apuntó que un aspecto que puede servir para romper estos 25 años de desempleo en femenino está en los planes de igualdad de las empresas, donde se pueden hacer «análisis de la situación» para que «mediante discriminación positiva se intente dar oportunidades a las mujeres» en nuevas áreas.

Desde CCOO, el secretario provincial, José Manuel Muñoz, señaló que no se trata de una brecha que se esté cerrando, sino que, situaciones como la pandemia, la han agrandado. En su opinión, la conciliación debe empezar en la empresa, planteando horarios que permitan compaginar los cuidados y el empleo y para ello ve fundamental los avances que se han hecho estos años, buscando que «los hombres participen de esa paternidad», ampliando los permisos masculinos y que haya un cambio de rol en los cuidados. Se trata de cambiar la idea de que «el cuidado de hijos o familiares es cosa de mujeres, porque es cosa de todos».

Como punto a favor de este momento actual, Muñoz dijo que los programas que se han puesto en marcha desde la Junta de Comunidades, como el Concilia o Corresponsables, que plantean espacios en fechas claves como la Navidad, donde dejar a los menores al cuidado de profesionales, son un ejemplo de que se «va reconociendo el trabajo de las mujeres». Son pasos como el alta de las personas cuidadoras. «Vamos despacio, pero en los últimos años hemos avanzado mucho más que en los últimos 30».