Que 2020 fue un año horrible para el turismo ya se podía intuir con el confinamiento y las medidas de cierres perimetrales. Sin embargo, es ahora Exceltur, la asociación que reúne a los principales agentes turísticos del país, la que pone cifras a ese batacazo en cuanto a la facturación de los hoteles que llegó al 67 por ciento en 2020, incluyendo a enero y febrero, y ascendió al 76,7% excluyendo los dos primeros meses en los que el coronavirus aún no había llegado a la provincia.
Los términos que utiliza Exceltur al analizar 2020 son contundentes: impacto sin precedentes, desplome drástico, nula actividad, situación de extremo riesgo o falta de certezas sirven para hablar de un año que se completa en Ciudad Real con la pérdida de 600 plazas hoteleras en un año, casi la mitad del total desde el estado de alarma en marzo.
«Los destinos urbanos españoles registran caídas sin precedentes durante la pandemia», explican desde Exceltur, «con gran parte de la planta hotelera cerrada desde el mes de marzo, las ciudades de mayor tamaño y destinos con mayor peso de demanda internacional y de negocios se han visto fuertemente afectadas por los límites a la movilidad, cierres perimetrales y consolidación del teletrabajo durante los meses de pandemia. Tan sólo algunas ciudades costeras del norte y ciudades de tamaño medio y pequeño del interior tuvieron cierta capacidad de reactivación en verano tras la desescalada, que se frustró en los meses de otoño con la segunda ola de la COVID-19».
Eso se ha traducido, por ejemplo, en una caída de los ingresos que tienen los hoteles por habitación que en Ciudad Real se cifra en más del 40% hasta quedar en apenas 15 euros. Solo en Santiago de Compostela y en Lugo el RevPAR, un indicador «clave del sector alojamiento que mide el ingreso por habitación disponible», es más bajo.
Desde Exceltur reiteran «la urgencia de priorizar el rescate para el sector turístico español» que contemple la extensión de los ERTE, hasta diciembre de 2021; un plan de rescate de empresas turísticas con una inyección directa de fondos; o la reducción temporal durante 2021 de los tipos impositivos del IVA de las actividades turísticas para evitar el impacto de una «sucesión de quiebras de empresas y autónomos» que se pueden avecinar.