Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Ha hecho frío en Molina, ¡increíble!

03/03/2023

El campeonato de pasmos lo ha ganado una vez más este año Molina de Aragón, que, aunque su apellido y el acento de sus gentes diga otra cosa y los neo-tontos imperiales les apoden manchegos a la menor ocasión, está en Guadalajara.
La cosa es anual, ¿saben ustedes? y viene a darse por esta provincia en estas fechas, una o varias veces, un poco antes o un poco después, en lo que de siempre y hasta ahora se ha venido a llamar el invierno. Que es cuando viene a hacer frío para mayor información.
No ha sido exagerado en esta ocasión. Por la paramera molinesa, la sierra Pela seguntina, que a pelo le viene el nombre y la Negra de por Atienza, la competición ha sido otros años, y bien recientes, mucho más intensa y reñida. Andar rozando los -20ºC en estas y pasarlos por la primera suele ser, en sus amaneceres rasos, lo habitual. Los -15,8º C del miércoles en Molina, pico nacional del 2023, me lo he chupado yo y todo el paisanaje de por allí y más de tres veces, de niño y de mayor, de cuando antes y de cuando ayer, por mi Bujalaro natal.
Porque lejos quedan, desde luego, de los récords históricos desde que hay medición, que no es desde hace mucho pues un siglo en la vida de la Tierra es menos que un parpadeo, y donde el llamado Triángulo del Frío en sus vértices de Teruel capital, la vecina Calamocha y el considerado en su media el pueblo más frío de España, nuestra Molina de Aragón, ubicado a 1.065 metros de altitud marcan como costumbre las mínimas máximas.
En Molina y en enero, la temperatura media de las mínimas es de -3,5ºC y la máxima ese mes no pasa de los 8 grados. Se registran además heladas 24 días de los 31 que tiene el mes. Hace un par de años, el 12 de enero de 202l, a las 6 de la madrugada marcó -25,1ºC y el 28 de ese mismo mes pero en el año 1952 fue aún más duro, pues llegó a los -28,2º, su menor registro. Que sin embargo no es el mayor nacional, pues este corresponde a Calamocha, la única en haber alcanzado los -30ºC, que fue exactamente la temperatura registrada el 17 de diciembre de 1963, en el Observatorio de Calamocha- Fuentes Claras, dato que se mantiene como el récord absoluto de frío en zonas habitadas de España.
O sea, que la semana pasada lo que ha hecho ha sido un frío normalito, que se diría y se dice por allí y se ha dicho siempre por todos los lados, hasta que ha llegado esta moda espectáculo a la televisión de ponerse todos a competir por quien nos mete más miedo y quien dice la palabra más rara para contarnos lo que hace en los inviernos, que es un pasmo, o en los veranos, una calorina del copón.
Que es lo que tiene aquello que aprendíamos de chavales cuando en las escuelas se enseñaba geografía y cosas así, que ahora ya no. Que las mesetas del interior de la Península Ibérica gozan, o sufren, de un clima Continental con inviernos y veranos de frío extremo o de extremo calor. Pero eso era antes cuando a las tormentas se les llamaba tormentas y a la cellisca, cellisca y no danas o alteraciones del vórtice polar. Y que ahora que haga frío en Molina, ¡increíble oye!, sea motivo de gran aspaviento y jadeantes carreritas de la troupe de la Compañía de Espectáculos Climáticos para Televisión.
Lo de estos días de atrás ha sido, como cada semana y por la más diferente y hasta contraria razón, una representación con la naturaleza como plató y unos actores, muy urbanitas ellos, muy sobrados y mal aparejados de saberes y sentidos del común, empeñados en presentarnos cada incidente como poco menos que las apocalípticas trompetas del Juicio Final. Al que, ya sabrán, que por el Cambio Climático estamos irremediablemente abocados sino compramos un no sé qué de cualquier cosa pero que tiene que ser sostenible, ecológica, reciclable, amorosa y guay con lo que vamos a salvar el planeta y además quedar muy bien. Y si es un vestido o una colonia, hasta ligar.