Descansos y buena luz: claves para cuidar la visión al leer

Europa Press
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La lectura es un hábito indispensable para la educación y el desarrollo de los niños. Tiene multitud de beneficios extensibles a todos los públicos, entre los que destacan el aumento de la curiosidad por distintos temas, la mejora de la imaginación y, además, es un pasatiempo que se puede llevar y disfrutar en cualquier lugar. Sin olvidar que favorece la concentración y ayuda a prevenir el estrés.

Sin embargo, si no se realiza correctamente, puede llegar a perjudicar la salud ocular. Con ocasión del Día del Libro, el Instituto Nacional de la Visión ofrece algunos consejos sobre cómo deben leer los más pequeños para no dañar sus ojos y prevenir futuros problemas.

En relación con el tipo de soporte a la hora leer, el doctor Francisco Javier Hurtado, oftalmólogo-pediátrico en el Instituto Nacional de la Visión, señala que "no se ha demostrado que el uso de las pantallas perjudique a la salud ocular más que un libro, pero los niños pasan más tiempo con ellas y por tanto tienen más problemas visuales derivados de una actividad cercana sostenida".

En este sentido, el doctor Hurtado asegura que las anomalías más comunes que produce el uso de pantallas son "sequedad ocular, fatiga visual, dolor de cabeza y miopía infantil", por lo que recomienda a los más pequeños no pasar más de dos horas al día frente a dispositivos electrónicos.

El doctor Hurtado, experto en miopía infantil, alerta de que esta es uno de los problemas directamente asociados a los malos hábitos en la lectura, por lo que anima a seguir cinco sencillos consejos para prevenirla.

En primer lugar, es preciso mantener la distancia adecuada. Para evitar enfermedades de la superficie ocular, debe haber al menos 50 centímetros entre los ojos y el ordenador. Sin embargo, en el caso del móvil o del libro en papel o electrónico, debe haber como mínimo unos 30 centímetros de distancia. Seguir estas recomendaciones reduce el esfuerzo para enfocar y el riesgo de tener miopía en el futuro.

En segundo lugar, también es muy importante una buena iluminación. Lo más apropiado es leer con una luz de techo que no esté justo encima del niño, y otra accesoria, desde el lateral. En el caso de que la lectura sea en pantallas retroiluminadas, se deberá leer con una buena iluminación y nunca a oscuras. La fatiga visual se produce sobre todo por la diferencia entre la luz del monitor y la de la habitación, por lo que se puede bajar una o subir la otra para que sean más parecidas.

Igualmente, es preciso cumplir la regla 20-20-20: Cada 20 minutos en una actividad de cerca, los ojos deben descansar 20 segundos mirando a 20 metros. Con esto se consigue relajar el ojo, aumentar el parpadeo y reducir los síntomas del esfuerzo ocular.

Además, es muy importante parpadear. El parpadeo de los niños se reduce mucho cuando están frente a una pantalla, lo que puede provocar síntomas de ojo seco. Si la pantalla está un poco más baja que la posición de los ojos, el ojo está más cerrado y menos expuesto al aire, así que es menos probable que los niños tengan estas molestias.

Finalmente, el experto recomienda evitar el uso de pantallas 3 horas antes de ir a dormir, pues el aumento de luz y la exposición a las pantallas dificulta la conciliación del sueño.

 

La revisión entre los 3 y 5 años, la mejor prevención

Además, desde el Instituto Nacional de la Visión, el doctor Hurtado recuerda la necesidad de hacer revisiones a los niños de entre 3-5 años, llevándolos a un especialista para descartar posibles problemas como hipermetropía, astigmatismo o la ya mencionada miopía infantil, sobre todo si existen antecedentes familiares.

Esta última anomalía puede detectarse desde entornos familiares o desde el propio colegio donde se puede observar que el niño se acerca mucho a los libros o se queja de no ver bien la pizarra.

También hay que tener especial atención cuando los dos progenitores son miopes, porque 1 de cada 2 hijos podría ser miope, relación que desciende hasta 1 de cada 3 cuando solo el padre o la madre lo es y 1 de cada 4 cuando ninguno de los padres es miope.

Además, el estilo de vida actual puede influir en el desarrollo. Tareas prolongadas de cerca como leer, jugar a videojuegos, o permanecer muchos minutos seguidos con la vista enfocada en las pantallas aumenta el riesgo de aparición o progresión de la miopía. Sin embargo, salir al aire libre a realizar actividades previene la aparición de la miopía, aumenta la síntesis de la Vitamina D y ayuda en el proceso de desarrollo normal del ojo.

"Esta es una llamada de atención a padres, adultos y profesores para conseguir que la lectura sea un hábito saludable y seguro en los más pequeños", concluyen desde el Instituto Nacional de la Visión.

 

Consejos para adultos

Así las cosas, estos consejos también son extensibles a la población adulta. En muchos casos, la práctica de la lectura en esta población se puede ver disminuida si se padece algún defecto visual, especialmente si se sufre presbicia, convirtiéndose en una de las actividades que dejan de llevarse a cabo por encontrarse con las dificultades características de este problema visual (visión borrosa de las letras, dolor de cabeza).

Para los que quieren seguir disfrutando de la lectura, los expertos de Clínica Baviera ofrecen algunos consejos para seguir leyendo. Como se ha dicho anteriormente, los descansos son indispensables. Para ello, recomiendan la regla del 20-20-20.

Al igual que los niños, los adultos tampoco parpadean lo suficiente cuando leen, lo que puede derivar en sequedad ocular. Para paliar este efecto secundario, es recomendable utilizar colirios o lágrimas artificiales para mantener los ojos limpios e hidratados.

En lo que respecta a la iluminación, desde Clínica Baviera afirman que "lo ideal es poder contar con una luz natural que permita leer sin problemas, pero, en caso contrario, es recomendable que la luz artificial utilizada no impacte directamente en los ojos, sino en el libro, y evitar las sombras, además de una luz cenital".

"En el caso de los libros electrónicos, es importante ajustar la luz de la pantalla. Poder leer con claridad es primordial para no forzar la vista y evitar el sobreesfuerzo por intentar enfocar demasiado", recomiendan.

Finalmente, otro detalle al que hay que prestar atención es la postura que se adquiere mientras se lee. "Es importante que el dispositivo esté colocado debajo del eje visual, por eso, no es recomendable leer tumbado o con el libro muy elevado. Cuando nuestro material de lectura está en la posición correcta y nuestra mirada se dirige hacia abajo, el párpado cubre gran parte de la superficie ocular, evitando irritaciones en estructuras cómo la córnea", informan estos expertos.

Al igual que los más pequeños, los adultos también deben revisar su vista de manera periódica, ya que, a la hora de leer o de estudiar, pueden aparecer síntomas como sequedad, fatiga ocular o visión borrosa.