La historia deja su huella en piedra

Ana Pobes
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Daimiel, en su apuesta por conservar el patrimonio, restaurará uno de más de 70 bombos catalogados en la localidad con el fin de que se visitable en un futuro

La historia deja su huella en la piedra - Foto: Tomás Fernández de Moya

Thor da la bienvenida a la llegada a Daimiel. Se trata de un cerdo vietnamita que convive junto a otros muchos animales en el Refugio Los Abuelos de la localidad, una zona agrícola en tiempos remotos donde la historia ha dejado su huella en piedra. Entre caballos, cabras, pavo reales, ovejas y un sinfín de animales, el transcurso del tiempo se deja ver en un rincón, donde se levanta uno de los más de 70 bombos catalogados que hay en el municipio. Se trata de la vivienda típica del agricultor del siglo XIX y que servía de refugio en las tareas del campo. En esa época, los agricultores no podían ir y volver al pueblo en un mismo día, por lo que se construían este tipo de instalaciones como albergue para labradores, cobijo de animales y lugar donde guardar las herramientas durante las jornadas campestres.

Ahora en desuso y en estado de deterioro, el Ayuntamiento trabaja en su rehabilitación con la intención de potenciar la conservación del patrimonio cultural local para disfrute de todos. Y lo hace con una inversión de unos 10.000 euros y a través de los presupuestos participativos de 2020, ya que la Asociación Cultural Venta de Borondo propuso documentar y proteger el patrimonio en piedra seca, es decir, los bombos y majanos. Fue el proyecto ganador.

El bombo que se localiza en el refugio, a la entrada del pueblo, es «uno de los más grandes documentados de Daimiel y el único en terreno municipal», comenta junto a él, el arqueólogo municipal, Miguel Torres, quien recuerda que se trata de «construcciones de piedra seca de arquitectura vernácula manchega» muy extendidas por La Mancha bajo diferentes nombres como «cucos, chozos, guarda viñas, etc, dependiendo de la comarca».

La historia deja su huella en la piedra La historia deja su huella en la piedra - Foto: Tomás Fernández de MoyaCon forma circular, su construcción no era sencilla, como tampoco lo será su restauración. Con sumo cuidado se volverán a colocar las piedras que hoy quedan esparcidas alrededor del bombo tras su derrumbe con el fin de volver a recuperar la función que desempeñó a lo largo de la historia. Pero para ello, antes será una empresa la encargada de realizar un estudio exhaustivo sobre cómo llevar a cabo la rehabilitación, ya que estas construcciones están fabricadas de forma natural con la piedra del lugar y su cimentación requiere una esmerada técnica, ya que se realiza piedra sobre piedra sin utilizar ningún tipo de argamasa para su unión. Por ello, no es de extrañar que «las piedras más grandes se coloquen en la parte más baja», apunta Torres, quien recuerda que la piedra de caliza, «es uno de los elementos más extendidos por nuestro paisaje a lo largo de la historia, desde la edad del Bronce hasta prácticamente la actualidad». Y fiel reflejo de ello es que Daimiel es patrimonio de piedra no solo con los tradicionales bombos, sino también con el yacimiento arqueológico de la Motilla del Azuer, las caleras y puente Viejo.

En su interior se puede encontrar, entre otros, la chimenea para el fuego, la cocina, camastros con base de piedra y pesebre para los animales. Elementos que hoy apenas se pueden contemplar, puesto que el derrumbe de algunas de las piedras ha taponado el acceso de entrada. Una vez finalizado el proceso de restauración, «la intención del Ayuntamiento es que sea visitable en un futuro». Así lo confirmó la concejala de Patrimonio Cultural, Lourdes Rodríguez de Guzmán, quien confió en que las obras comiencen cuanto antes. «El Consistorio estudiará la idea de hacer una estrategia de visita como ocurre con otros atractivos como Puente Viejo o las caleras. Se estudiará la posibilidad de que el bombo forme parte también de esas rutas de 'Descubriendo Daimiel' del programa de patrimonio», argumentó.

Encima de la mesa, otros muchos proyectos. Entre ellos, la restauración del tercer ojo del puente Viejo y la solicitud de un nuevo plan de investigación para la Motilla del Azuer. Diferentes iniciativas que reflejan «el esfuerzo que el Consistorio dedica al patrimonio». 

La historia deja su huella en la piedra
La historia deja su huella en la piedra - Foto: Tomás Fernández de Moya