El aumento de las temperaturas intensifica la evaporación

I. B.
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La subida de los termómetros amenaza los recursos hídricos no sólo por la posible caída de las precipitaciones, sino porque se reduce la disponibilidad de agua en la superficie terrestre

El aumento de las temperaturas intensifica la evaporación - Foto: PABLO LORENTE

Más allá de los datos que se recojan en las diferentes estimaciones, la tendencia imparable del aumento de las temperaturas parece innegable. Al menos, hasta la fecha, cuando los grandes países suman cumbres en torno al medio ambiente y al cambio climático de las que brotan conclusiones y declaraciones de buenas intenciones pero pocos hechos, y así del objetivo 2020 (emisiones de gases de efecto invernadero un 20% menores a los niveles de 1990; un 20% de energías renovables y un incremento del 20% de la eficiencia energética) se ha pasado al horizonte 2030 (al menos 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (en relación con los niveles de 1990), al menos 27% de cuota de energías renovables y al menos 27% de mejora de la eficiencia energética), en espera de que la cercanía con ese horizonte modifique los parámetros a conseguir. Por el momento, la tendencia al alza en la temperatura sigue, y también se atisba una caída de las precipitaciones, pero a la hora de analizar el efecto del cambio climático en los recursos hídricos hay que tener más en cuenta el primer factor, el del calentamiento, que el segundo, las precipitaciones.

El Observatorio de la Sostenibilidad estima que, de mantenerse las condiciones actuales en cuanto a emisiones, de aquí al año 2050 las precipitaciones en Ciudad Real caerán en torno a 110 litros por metro cuadrado al año, en una capital en la que la media de los últimos años es de 402 litros por metro cuadrado, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Manuel de Castro, director del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad regional, puntualiza que en el caso de las precipitaciones «la tendencia es más difícil de establecer», aunque sí que hay indicios de que las precipitaciones se reducirán sobre todo en las estaciones de primavera y verano, que tenderán a ser más secas. «En invierno hay más incertidumbre sobre qué es lo que puede ocurrir, y fijarse en un invierno en una zona determinada no nos dice nada», aseguró De Castro en referencia a la estación seca que está a punto de cerrar la provincia de Ciudad Real, «pero sí que parece que hay una tendencia a la reducción de las precipitaciones en primavera y verano en Ciudad Real en el futuro».

Aun así, esta caída en las lluvias no es la principal amenaza para los recursos hídricos, tal y como apunta el también director del grupo de investigación Modelización Numérica para el Medio Ambiente y el Clima de la UCLM, sino que con el aumento de las temperaturas también se incrementarán los efectos de la evaporación, reduciendo la disponibilidad de agua en la superficie terrestre. «Hay mucha variabilidad con la precipitación y van a ir aumentando los periodo secos en primavera y verano, pero lo fundamental es que el paulatino aumento de la temperatura incrementa la evaporación de una manera muy intensa, y es la evaporación la que nos dicta la disponibilidad de recursos hídricos en la superficie terrestre», advirtió.

«Por eso es tan preocupante el incremento de temperatura, porque no sólo incide en los termómetros sino que también hace que el suelo pierda más agua y que la que hay o la que cae se pierda más fácilmente», aseguró Manuel de Castro. A esa menor disponibilidad se sumará la mayor frecuencia de periodos secos en las estaciones cálidas para una provincia  que tiene en el campo, y en el riego, uno de sus motores económicos.